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El Telégrafo

¿El Señor, Jesús, hubiera estado allí?

01 de abril de 2013

No soy de polemizar, atacar o denigrar... no es esa mi intención, pero lo ocurrido el pasado viernes santo en la procesión de Cristo del Consuelo deja mucho qué pensar y se merece estas líneas de análisis y reflexión.

En la tradicional caminata por Semana Santa, un grupo de evangélicos mostró carteles de rechazo hacia la procesión, tildando de idólatras a los católicos presentes.

Como cristiano (el término no tiene nada que ver con religión, sino que se utiliza para identificar a un seguidor de Cristo o a un Cristo chiquito -Hechos 11:26-) lanzo las siguientes interrogantes:

¿Es esta la manera de llegar a los demás con el mensaje de salvación (que Cristo murió por nuestros pecados y nos da vida eterna -Romanos 5:8; Juan 3:16-), con el verdadero evangelio (que Cristo es la vida, el único camino para llegar a Dios -Juan 14:6-)?

¿Dios nos mandó a polemizar, a juzgar a los demás?, ¿nos mandó a dar látigo y a meter a la fuerza la fe?, ¿nos mandó a atacar a los demás por “pensar” diferente de nosotros?

¿Algún católico vio correcto lo sucedido?, ¿cambió su opinión acerca de su religión por este acto realizado por un grupo minoritario de evangélicos?

No lo creo. Dios nos mandó a dar amor (1ª Tesalonicenses 3:12), porque Dios es amor (1ª Juan 4:8). Nos mandó a hablar de la obra perfecta de la cruz (Colosenses 2:13-15), no a polemizar sobre la cruz.

Dios no es un Dios de confusión, sino de paz (1ª Corintios 14:33), no de espectáculos públicos o de políticos, que son utilizados para el provecho de unos cuantos. Muchas veces se utiliza el nombre de Dios para beneficio propio, para ganar notoriedad.

Una contramarcha o un acto de rebeldía hacia el resto no nos hace  mejores. Señores, la obra es de Dios, Él es quien toca corazones, nosotros no somos llamados a hablar de la fe cristiana entre polémicas.

No se puede pretender seguir el molde de los colonizadores, que a punta de maltrato pretendían “evangelizar” a los nativos americanos.

El amor cubre multitud de pecados (1ª Pedro 4:8), demos amor, practiquemos una vida cristiana de acto, de ser verdaderos seguidores de Cristo...

¿Creen ustedes que el Señor hubiese estado encabezando esta contramarcha? Les aseguro que no.

Ante Poncio Pilato, Cristo no polemizó. Cuando su vida era pedida por los judíos, no hizo espectáculos (Marcos 15: 1-5)...

Cuando Judas Iscariote apareció con los guardias romanos para tomarlo preso, ¿acaso se armó un motín?

Pedro reaccionó y le cortó la oreja a Malco (siervo del sumo sacerdote), pero el Señor mostró amor, no rencor para quien lo venía a apresar y Malco vio la obra de Dios.

Insisto y lo repito, porque de igual manera se repite en toda la Biblia. No nos cansemos de hacer el bien, de dar amor, tal como se menciona en el mandamiento nuevo que dio nuestro Señor Jesucristo (Juan 13:34).

Gritarle en la cara a los católicos que son idólatras no tocará sus corazones, los endurecerá... No seamos piedras de tropiezo para quienes no conocen la palabra de Dios.

Prediquemos con el ejemplo de nuestras propias vidas, seamos una Biblia abierta para que los demás vean lo que Dios ha hecho con nosotros, indignos pecadores que por su gracia hemos pasado de muerte a vida (Efesios 2:1).

Espero no haber herido susceptibilidades, pero es lo que puedo analizar en el contexto de lo sucedido en la procesión de Cristo del Consuelo. Así que, hermanos, demos amor!!!

No digo que la procesión esté bien, en ningún momento, estoy en desacuerdo con esta práctica religiosa...

No me encasillo como evangélico, soy simplemente un seguidor de Cristo.

Mario Rodríguez Medina
@mariorodriguezm
[email protected]

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