Ecuador, 30 de Abril de 2024
Ecuador Continental: 12:34
Ecuador Insular: 11:34
El Telégrafo
Fander Falconí

Universidad y reconstrucción

11 de mayo de 2016 - 00:00

Después del desastre, nos levantaremos. Las secuelas del terremoto del 16 de abril de 2016 han sido graves para Ecuador. Cierto es que existe la voluntad de todo un pueblo para reconstruir el país, pero también hace falta planificar, ejecutar y evaluar el proceso. Y es la universidad ecuatoriana la llamada a poner ciencia en la tarea.

No se trata de reconstruir sitios históricos, conservando exactamente los detalles anteriores. La reconstrucción en las provincias afectadas requiere el uso de nuevos materiales de construcción y diferentes tipos de viviendas, todo dentro de una renovada planificación urbana. La decisión sobre estos aspectos debe venir de un estudio sobre las mejores soluciones, pero considerando los recursos disponibles. El debate que preceda a la decisión final tiene un escenario natural: la universidad.

Las sociedades contemporáneas, no solo las que están en un proceso de reconstrucción como la nuestra, se sostienen en sus universidades. En el mundo actual, son los centros de educación superior los que han dado la pauta del cambio. En la guerra de Vietnam, por ejemplo, varias universidades estadounidenses se enfrentaron al poder y denunciaron los crímenes cometidos en nombre de la ‘democracia’. En Latinoamérica y en Ecuador, una de las protagonistas del cambio ha sido la academia. No obstante: ¿contamos con universidades capaces de enfrentar este enorme desafío?

Nuestras universidades y escuelas politécnicas públicas han mejorado en estos últimos años. Han contribuido los cambios realizados en la educación superior, así como la planificación, regulación, evaluación y acreditación del sistema. Pero, las universidades todavía mantienen fallas que disminuyen sus capacidades.

La primera de ellas es la brecha del conocimiento. No se trata de que nos falte información. Más bien estas brechas se producen porque vivimos en una era de excesiva información. Este fenómeno contemporáneo crea una diferencia creciente entre la información recibida y la información procesada. Para procesar solo lo más importante de la información y convertirla en conocimiento, nuestras universidades carecen del personal suficiente para 1) seleccionar lo más importante, 2) procesarlo, 3) transmitirlo a las nuevas generaciones y 4) crear nuevos conocimientos. Las mejores universidades de los países ricos tienen los recursos financieros para atraer a los mejores profesionales en estas áreas. Esta desigualdad internacional aumenta otra brecha: la que existe entre los países ricos y los países pobres.

Sufren nuestras universidades de una gran debilidad en generar investigación de alto impacto. Es decir, de investigaciones que lleven a publicaciones en las revistas indexadas o a la generación de patentes o a proyectos comunitarios.

Existe poca vinculación entre la planificación institucional, el presupuesto y la gestión académica. En general, la universidad ecuatoriana adolece de un sistema de decisiones que usa poco la estadística y mucho la percepción.

La universidad ecuatoriana tiene un papel positivo y preponderante en la reconstrucción del país. De sus aulas y laboratorios, en especial de las facultades de arquitectura e ingeniería civil, deben salir las ideas que nos permitan optimizar la reconstrucción. (O)

Contenido externo patrocinado

Ecuador TV

En vivo

Pública FM

Noticias relacionadas

Social media