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El Telégrafo
César Hermida

Una ridícula idea

17 de mayo de 2014

La magnífica novela “La ridícula idea de no volver a verte”, de Rosa Montero, se refiere a la muerte, hecho inexorable, pero a partir de la vida, que es maravillosa. Considerar que ‘el envejecimiento se inicia desde el nacimiento’ es un absurdo, un despropósito, un enunciado fuera de razón y sentido. No es posible decir que un niño de 5 años ‘envejeció’ un año a partir de los 4. La vida es sana como proceso fisiológico que comienza con el nacimiento. La propia ciencia biológica reconoce etapas metabólicas como el anabolismo, relativo al crecimiento de las estructuras corporales, y el catabolismo, estabilidad o disminución, que aparece en la edad mayor. Este último es, primero, diferente en cada individuo, y, segundo, una manifestación de la edad avanzada, sin perjudicar, necesariamente, la autosuficiencia o autonomía de la persona. Los cambios en los ciclos de vida son parte de ella y no pueden considerarse deterioros patológicos. Las patologías, a cualquier edad, deben ser tratadas por la medicina.

Hay autores que se esfuerzan por diferenciar ‘el proceso de envejecimiento’ (que, según ellos, se inicia desde el nacimiento), de la ‘vejez’ propiamente dicha, juzgando a esta como una etapa de limitaciones. En los programas internacionales de la Universidad del Adulto Mayor, se propone, en cambio, hablar de la salud, que es posible en todas las edades, evitando conceptos estigmatizantes como ‘vejez’ o ‘ancianidad’. Los adultos mayores son personas sanas que pueden mantener la mejor calidad de vida y, con los nuevos avances científicos en el campo de la salud física, mental y social, y las atenciones de la medicina moderna, ser autosuficientes y autónomos hasta edades superiores a los 90 o 100 años, pues no hay límite prefijado para el fin de la vida.

Es un logro y desafío de la humanidad que cada día se incremente la expectativa de vida y la proporción de personas mayores. Las modificaciones corporales son cada vez mejor controladas. La salud tiene un gran componente subjetivo que juega un rol crucial en los mayores. Debe pregonarse que la vida es sana, que es colectiva, que las necesidades humanas tanto objetivas, como la alimentación, sexualidad y trabajo, deben satisfacerse a cabalidad de modo cotidiano, como las subjetivas de libertad, identidad, aprendizaje, vida afectiva y emocional, protección, creación y recreación.

Los adultos mayores, que hoy se jubilan muy pronto, son personas saludables que deben continuar aportando a la sociedad.

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