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El Telégrafo
Ilitch Verduga Vélez

Última conjura fascista

10 de junio de 2016

Venezuela sufre desde hace  varios lustros la acometida de opulentos enemigos, capaces de las mayores felonías y ubicados dentro y fuera de la tierra de Bolívar. La búsqueda de una intervención militar directa, tal como sucedió en Panamá, en el período de Reagan no puede ser descartada, ahora que se consumó el putsch en Brasil, que con su apreciable poderío militar es el disuasivo apoyo a la integridad de América. La invasión a la patria bolivariana, pedida con cinismo, por el señor de las sombras Uribe.

Los jefes de la ‘oposición’ venezolana, con enormes potencialidades caricaturescas, que en sus acciones fabulescas genera la triste imagen de políticos desteñidos, incapaces de ideas nobles y útiles para salvar la patria de la guerra fratricida, cuentan con el sostén de la prensa mundial corporativa y cadenas públicas, como TVE, TVN, BBC. Lo que hace fácil percibir sus disparates, tozudez y desatinos. Desde luego huelgan frases frente a los absurdos de sujetos implacables con el gobierno de Maduro y obsecuentes con los jefes del comando sur que amenazan la paz de Venezuela. De allí que solo obra una consigna como fin único de la acción revoltosa a todas luces ilícita, la ruptura del orden constitucional. Para ellos nada importa, ni siquiera la virtud del avance logrado en los gobiernos de Chávez y Maduro ni la base jurídica en que se sustenta.

El apocalipsis del neoliberalismo que cabalga sobre las  llanuras y montañas del continente no permanecerá impasible, si la fuerza  histórica de nuestros pueblos se agotan en actitudes de derrota y los lideres no están a la altura de las circunstancias con valor e inteligencia. Y es que los que floten hoy no son tiranos venales de la catadura de Pinochet, Videla, Garrastazu, que violentaron, asesinaron y desaparecieron a decenas de miles de seres humanos. No, los del momento no calzan todavía botas militares ni portan sables, pistolas, aunque estén dispuestos a todo por conseguir sus proditorios fines. Ellos son criminales de Constituciones, torturadores  de la democracia, plagiarios del orden legal y de las conquistas sociales. La administración que se instauró -siguiendo el viejo recetario del FMI- en Argentina ha generado desde ya grandes males en el tejido social, después de un proceso electoral, que la izquierda perdió, ya se notan y muestran en cifras geométricas cuáles son las únicas metas de la restauración conservadora. Con reglas atroces, alzas de precios, pago a ‘fondos buitre’, pobre gestión de empresas estatales y cesantía al por mayor, hay un retorno temporal al anziano regime. El golpe de Estado dado en Brasil en contra de la presidenta Dilma es fiel reflejo del irrespeto absoluto a la democracia. 55 senadores -varios de ellos incoados por corrupción- han burlado a 55 millones de personas que votaron por la mandataria legítima. Por ahora, el ente mediático-financiero ha vencido.

Y hoy vienen por Venezuela, pero hay una gran diferencia, que los golpistas no vislumbran para su operación injerencista de someter  la Constitución de Estado a sus designios. Existe la unión cívico-militar, hay un pueblo movilizado en capacidad de hacer respetar la Carta Magna y la sagrada soberanía nacional. Se romperán los dientes los que intenten torcer la vía legal de la patria bolivariana para entregar sus recursos naturales al imperio. Las tretas para generar desconcierto al interés de Almagro y sus conjurados, en la OEA, para someterla han fracasado. El ente regional en forma unánime respalda los diálogos que el mando de Venezuela impulsa. De igual modo, bríos viles de la derecha hispana de llevar la situación venezolana a los comicios españoles naufragó en aguas de verdad, a pesar de ardides de los dueños de cadenas mediáticas, magnates caraqueños autoexiliados. La victoria moral del pueblo venezolano es indudable. (O)

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