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El Telégrafo
Padre Pedro Pierre

'Sonido bestial'

13 de julio de 2016

Es el nombre de una discoteca de Guayaquil que no deja de llamar la atención. Pero no es para hablarles de música llamativa, sino de fútbol, más precisamente de la Eurocopa. Se trata de la copa del fútbol europeo que durante un mes ha llenado los estadios de Francia y las mayores plazas de las grandes ciudades galas, con centenares de miles de espectadores. La expresión ‘sonido bestial’ se quiere referir a los desmanes ‘bestiales’ que han acompañado algunos partidos.

Al principio del certamen los numerosos policías se dejaron sorprender por grupos organizados de vándalos y delincuentes, verdaderamente ‘bestiales’, que no solamente destrozaban todo lo que encontraban a su paso sino que además golpeaban salvajemente a espectadores seguidores del equipo contrario. Las trifulcas terminaron con decenas de expulsiones fuera del país y centenares de presos… ¿‘Bestial’, no?

Por todas partes el fútbol de las grandes ligas tiene sus grandezas y sus vergüenzas. Grandezas porque encontramos belleza en ese deporte, no solo por jugadores geniales, sino también por el preciso juego de equipo. Sabemos que todo deportista de altas competiciones se ha preparado durante muchos años, a la vez física y corporalmente e intelectual y mentalmente. Pero ese deporte también tiene sus grandes vergüenzas, en particular por la corrupción, tal como lo hemos visto recientemente en las directivas a nivel mundial y nacional. Otra vergüenza es el costo ‘bestial’ que sobrepasa los cien millones de dólares, por el traspaso de los mejores futbolistas de un club a otro. Las informaciones relacionadas con la próxima Copa Mundial de Fútbol en Brasil nos van a dar grandes detalles de las sumas millonarias que se pagarán por los jugadores mejores calificados… ¡‘Bestial’!, ¿no es cierto? Mientras tanto, millones de jóvenes viven en pobreza escandalosa, en suburbios miserables, sin empleo, en viviendas que se caen, sin acceso a la educación ni a la salud…

Así es nuestro mundo trastornado por afán de ganancias ilimitadas y el culto idolátrico al dinero. Esa es la mayor violencia ‘bestial’ de nuestros tiempos. Sí, ‘bestial’ porque el mundo animal se caracteriza por la violencia naturalmente ligada a la necesidad de comer. Se pensaría que los humanos hemos superado este aspecto animal. El hecho es que, cuando nos ponemos violentos contra cualquier persona o grupo humano, retrocedemos al estado animal, indigno del ser humano. La mayor grandeza nuestra es esta capacidad de amarnos, confirmada por nuestra espiritualidad, lo que nos hace semejantes a Dios. La meta nuestra es lograr esta mayor estatura: ser genios de la fraternidad, siendo tan humanos que nos embargue la felicidad.

Esto no es un sueño imposible. La Biblia misma nos lo confirma: Esta meta “no es superior a tus fuerzas ni está fuera de tu alcance. Todo lo contrario, solo hace falta ponerla en práctica. Mira que te he ofrecido en este día el bien y la vida, por una parte, y por la otra, el mal y la muerte. Escoge, pues, la vida para que vivas tú y tu descendencia”. (O)

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