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El Telégrafo
Gustavo Pérez Ramírez

¿Solución definitiva a la pobreza?

01 de marzo de 2016

La filantropía sería la solución definitiva a la pobreza, y los multimillonarios de países en desarrollo tendrían la clave. Tal la propuesta de la Institución Brookings de Washington DC, resultado de un estudio, que divulga la revista Semana del 26.02.2016.

Debe haber un malentendido para que surja tan peregrina idea en un prestigioso ‘tanque de pensamiento’, centro de investigación en ciencias sociales, del que se espera un enfoque integral, no simplemente econométrico, que ha permitido a sus investigadores concluir que “los multimillonarios de 17 países en vías de desarrollo podrían acabar con la pobreza, si  donaran la mitad de su capital. En 15 años la tasa sería igual a cero”. ¿No se tratará de información vacía sin detectar falacias, denunciada por Umberto Eco?

Colombia sería  uno de esos países, donde un acto de filantropía de Luis Carlos Sarmiento Angulo terminaría con la pobreza. La revista Forbes lo califica # 85 en el mundo (2015), con una fortuna de 9.400 millones de dólares. Ciertamente este magnate puede hacer mucho por Colombia, y lo hace  con múltiples obras filantrópicas, pero de ahí a que se desprenda de la mitad de su riqueza, convencido de que reduciría a cero la pobreza del país, hay mucha imaginación  y pobreza de conceptos.

La pobreza es insatisfacción de necesidades básicas. Las carencias se miden con el índice del desarrollo humano, que enfrenta muchas variables y circunstancias, laborales, niveles de ingreso, acceso a recursos de calidad (asistencia médica, alimentación, agua potable, electricidad, baño, cocina, y demás bienes materiales: televisión, radio, teléfono, vehículo  etc. Entre estos, acceso a las tres T: Tierra, Trabajo, Techo, y sobre todo a la Educación. De ahí que haya dos parámetros: ‘pobreza absoluta o extrema’ y ‘pobreza relativa’.

La erradicación de la pobreza extrema y del hambre ha sido la meta primordial de los Objetivos del Desarrollo del Milenio, compromiso suscrito en el año 2000 por 179 naciones miembros de la ONU, que condujo a que a partir de 2010 se estableciera un nuevo índice de pobreza ‘multidimensional’, una síntesis integral de la situación. No solamente contempla el salario que percibe una persona, sino también las necesidades o privaciones a las que está sujeta por su condición social.

Quienes acumulan la riqueza del mundo podrían  hacer mucho por el resto de los desposeídos, si reconocieran la aberrante injusticia de que la mayoría carezca de bienes básicos, y aceptaran cambios estructurales y sistémicos en el modo de producción y repartición de riquezas, a base de justicia bajo la primacía del bien común.

Como esto no va a ocurrir sin grandes luchas revolucionarias, reconozcan por lo menos que les falló la teoría del goteo downflowing desde las mesas de los ricos hacia los pobres, y que les fallará también la varita mágica da la  filantropía extrema. Es necesario otro mundo donde impere la equidad, la solidaridad, la justicia y la paz globalizadas. (O)

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