Seguimos asistiendo a una escalada de violencia en la frontera norte, donde grupos irregulares atentan contra nuestras FF.AA., en un conflicto asimétrico, que en este momento genera un caos y una situación de inseguridad en la población del norte de Esmeraldas, convirtiéndose en un verdadero quebradero de cabeza para las autoridades.
Muchos son los análisis que con relación a este conflicto podríamos hacer, pero hay dos elementos que no podemos obviar y que han sido determinantes en esta situación. El primero, el referido a las políticas equivocadas que desde el Gobierno anterior se llevaron con relación a las FF.AA. y que hoy se evidencian en la situación de indefensión que viven.
Desde Javier Ponce, pasando por María Fernanda Espinosa, Cordero y terminado con Ricardo Patiño se produjo un debilitamiento sistemático de la institución encargada de la seguridad del país, donde las prioridades pasaron por temas de género y la relación entre los mandos y la tropa, además de compras de equipamiento muy cuestionadas, pero nunca, en estos diez años, pensando en las necesidades reales de las FF.AA. y de la seguridad del Estado.
En segundo lugar, y aún más, cuando hablamos de guerras o conflictos asimétricos, el papel de las instituciones o entes de inteligencia. Se configuró una secretaría de inteligencia que direccionó sus labores solo al control y vigilancia política de los opositores y a ser uno de los garantes de la institucionalidad de la corrupción. Eso debilitó la capacidad de defensa del Estado y nos situó en un ámbito de indefensión.
Hoy, el trabajo del Ejecutivo y de los diferentes actores incluidos en esta crisis tiene que ser efectivo. Esto pasa por dimensionar estratégicamente el alcance del conflicto, por priorizar la defensa del territorio nacional, por poner al frente de esta crisis al Ministerio de Defensa con el apoyo de FF.AA., por exigir a quien le corresponda la gestión de inteligencia su apoyo inmediato, por el fortalecimiento urgente de las capacidades operativas, entre otras muchas medidas. Pero igual, exige de una profunda reflexión en relación a nuestra política de defensa, no podemos seguir cometiendo errores pasados. (O)