Estamos viviendo en el país una auténtica democracia en la era del cambio con los principios de la Revolución Ciudadana y el liderazgo de Rafael Correa Delgado. Van quedando en el pasado, paulatinamente, la partidocracia y el privilegio de las oligarquías, pero se mantiene, peligroso, el poder mediático. Siempre hemos sostenido que a medida que avanza, irreversible, el proceso de cambio, la derecha retardataria y sus aliados utilizan recursos malévolos: la mentira, la calumnia y las campañas sucias para exaltar falsos valores y silenciar los atributos y obras de gobernantes alineados en el Socialismo Siglo XXI.
Decía alguien: “Nadie puede ser esclavo de su identidad. Cuando surge una posibilidad de cambio, hay que cambiar”, pero no faltan los intrusos e impertinentes que se resisten a entrar en el proceso e intentan interrupciones en el camino, olvidándose del pensamiento de Mao Zedong: “No hay camino recto en el mundo”, para llegar a una meta. Sin ocultar la importancia de los resultados electorales y el remezón oficial, se destacan el triunfo de la democracia, la transparencia de los comicios y la respuesta a los articulistas de los medios comerciales y candidatos de la derecha que abrieron una aviesa campaña de que se fraguaba un fraude de Alianza PAIS. Los reclamos y desórdenes causados por quejumbrosos en ciertas localidades no alteran la pureza del sufragio. Como es obvio, el poder mediático se aprovecha para escandalizar en extremo.
No se puede especular como una derrota de AP, sino de un remezón, como resultado de errores en su estrategia al interior de esa tienda política. Todos nos equivocamos, pero no es suficiente un error para considerarlo como fracaso. Goethe asegura: “El hombre yerra en tanto busca algo”. Ha reconocido el Primer Mandatario que se cometieron errores en la administración municipal de Quito; además de la campaña sucia, innegable. Enmendar yerros es un paso atrás para dar dos adelante, es un eslogan de los revolucionarios que se mantienen en la contienda hasta cumplir su misión.
Es tiempo de reflexión para evitar otras interferencias en el proceso de cambio. Es urgente revisar cuadros de la dirigencia de AP para aislar a los oportunidades y alejarse de los ingratos, como el caso de muchos de los profesores jubilados, alineados contra la RC, pese a haber recibido importantes incentivos económicos de este Gobierno. Con acierto se ha dicho que la ingratitud es la amnesia del corazón. El ser más despreciable es el que se olvida de los favores recibidos.
Ya asoman los articulistas de la derecha a rebuscar y especular sobre el remezón electoral e insisten en calificar a Rafael Correa de insultador, mandamás y de atentar contra la libertad de expresión. Versión sin fundamento. Otro absurdo, si los periodistas de este país gozaron de libertad para decir lo que les dio la gana durante la campaña electoral y sus resultados. A los confundidos, no se olviden de que la Revolución Ciudadana avanza con su proyecto político y que se mantendrá en alerta ante -no descartados- intentos desestabilizadores. Los jóvenes son los llamados a conocer la realidad del país y que se lleva adelante un cambio radical en la estructura del Estado y nuevas formas de institucionalidad en busca del progreso de Ecuador y el bienestar de sus habitantes.
En la contienda electoral, definitivamente, triunfó la democracia. Aprendimos nuevas estrategias para el despeje de caminos, a identificar a los enemigos camuflados y a comprender la importancia de preparar doctrinariamente a la nueva militancia de Alianza PAIS.
