Ecuador, 16 de Mayo de 2024
Ecuador Continental: 12:34
Ecuador Insular: 11:34
El Telégrafo
Ilitch Verduga Vélez

Racismo a la carta

15 de mayo de 2015

El tercer milenio, en la brújula de la humanidad, apareció como un espectro desteñido en medio de coros viles por el ‘fin de la historia’. Sin recogimiento reverente, aun de los ángeles protervos, el nacimiento de la centuria XXI nos llegó con el infortunio de aparición maligna para las mayorías. El neoliberalismo como doctrina de dominio y la globalización como instrumento operativo de formas nuevas de colonialismo cercaron al planeta en el espejismo de una era feliz con cultura propia y riqueza para todos. Los nichos de poder de  las potencias del occidente judeo-cristiano se convirtieron en hadas madrinas del renacimiento del capitalismo especulativo financiero mundial.

No obstante, en poco menos de tres décadas, la alucinación imperial solventó sus enormes contradicciones y el mundo unipolar soñado se deterioró rápidamente, precipitándose cual avalancha helada. Grandes crisis financieras que agobian hasta nuestros días el orbe desarrollado se generaron, llevándose consigo las vitrinas socialdemócratas como el ‘estado de bienestar’ por el que hoy en Europa ‘doblan las campanas’, y regenerando en segmentos de población y la acción de políticos oportunistas de espíritu corrupto, los siniestros pensamientos y odio en contra de migrantes, y de aquellos que por el color de piel, su religión, ideas, costumbres son considerados disímiles, extraños, esgrimiendo los mismos viles argumentos del nazifascismo en el siglo anterior.

Empero, la discriminación por motivación racial, social, cultural, política y de fe tiene escenarios distintos y su envergadura también posee una gradación y connotación diferente en regiones  de ambos hemisferios. Así, en EE.UU., la muerte de ciudadanos negros a manos de la Policía o ejecutados en el cadalso diferenciado son una débil señal de toda una estructura de poder cuya arquitectura corresponde a fórmulas invariables que pretende saberlo todo y resolverlo con la voluntad omnímoda de iluminados antiterroristas y la mediocracia mercantil inmersos en  la segregación.

En el Viejo Continente, el tema  discriminatorio tiene otras aristas, los antiguos dogmas antisemitas se trocaron en oposición a los inmigrantes africanos y árabes, sean musulmanes o no. Las lacras de las innobles prácticas de las leyes de Núremberg tienen seguidores, enloquecidos por las recetas del ideario hitleriano, pero no se trata de comunes habitantes, más bien postulantes a altos cargos de gobierno y, en otros casos, dirigentes en ejercicio de sus funciones. Los cientos de desesperados por llegar a las costas europeas, que naufragan en frágiles naves ahogados o devueltos a sus países de origen -de donde escapan del hambre, la guerra y la muerte-, ponen de manifiesto la inequidad de este orden mundial inmoral injusto que habrá que cambiarlo.

El delito discriminatorio es mucho más impactante cuando tiene lugar en un país cuyo territorio, exigido y entregado por la comunidad internacional en 1948, es patria y morada de un pueblo noble, creativo y valiente, históricamente perseguido, me refiero a Israel, donde según noticias de agencia de prensa internacionales reproducidas, por medios locales, se da un proceso segregatorio contra minorías, no solamente árabes, sino también de grupos judíos de origen etíope, antiquísima comunidad hebrea de 135.000 miembros que migraron a esa nación en 1984 y 1991. La historia no construye biotipos, pues sabe que existe una sola raza, la humana, y no hay pureza genética, en ningún rincón de la Tierra, lo que pervive es el afán de explotación de unos pocos en contra de todos. (O)

Contenido externo patrocinado