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El Telégrafo
Pablo Salgado Jácome

"Nada de nosotros, sin nosotros"

26 de mayo de 2017

Es sin duda un caso inédito en la historia de nuestro país. El Presidente saliente se despide con altísimos números -sobre el 60%- de aprobación. Y no solo eso, sino en medio de vítores y lágrimas de la mayor parte de la población. Aunque no faltan, en sectores altos y ciertos medios de comunicación privados, las frases disonantes. Al final, en diez años, el presidente Rafael Correa marcó un antes y un después. Y estoy seguro de que, con el paso de los meses y los años, se justipreciará de mejor manera la obra realizada.

Y este es, precisamente, el primer gran reto del nuevo Presidente. Lenín Moreno tiene ahora la responsabilidad de superar esa obra; mejorar, enmendar y marcar su propio camino. No es tarea fácil. Hay resentimientos que vencer, prejuicios que desterrar y hay una oposición torpe y ciega. Pero hay también el respaldo de una mayoría de ecuatorianos que confía en el hombre, en el ser humano, en el exvicepresidente que trabajó por los más desvalidos y olvidados. Ahora le corresponde trabajar por todos los ecuatorianos.

El discurso de asunción de mando marca la ruta para su gestión de gobierno. Lo fundamental, el diálogo.  Con todos los sectores y con todos quienes tengan la voluntad de sentarse en una mesa y estar dispuestos a ceder para llegar a acuerdos. No a imponer, a ceder; ha recalcado en su discurso: “Mis manos extendidas, y mis brazos; honestamente, cálidamente, solidariamente”.

El nuevo Mandatario destacó -además- la austeridad que caracterizará a su gobierno. Toda inversión pasará por un filtro. Y anunció la conformación de un frente nacional para combatir la corrupción. Tarea imprescindible. Un combate sin tregua ni descanso, en todas las esferas y en todos los sectores; público y privado.

Pero quizá lo fundamental que marcará un estilo propio y una manera particular de gobernar, más aún luego de diez años de Rafael Correa, se define en: “Nada de nosotros, sin nosotros. Nada de los ciudadanos, sin los ciudadanos”. Esto quiere decir que, al fin, se gobernará de modo incluyente y participativo. Tomando en cuenta los criterios y aportes de los actores involucrados. Ninguna ley o decisión importante se tomará sin consultas y acuerdos previos.

En las últimas semanas -y días- el Gobierno saliente tomó una gran cantidad de decisiones; firmó contratos, expidió leyes, reglamentos, resoluciones y realizó nombramientos. Esta deberá ser la primera tarea añadida del Gobierno entrante, y de los nuevos ministros, análisis de esas decisiones de última hora para ratificar o derogar.

En su discurso, el presidente Moreno destacó que es necesaria la justicia, pero no la venganza. No olvidó a los medios de comunicación -convertidos en actores políticos de oposición- y los llamó a “escribir con la luz de la verdad; no con odio”.

Y lamentablemente, una vez más, la cultura estuvo ausente en el discurso presidencial. Ni una línea. Nada. Cero. Ojalá con hechos se repare esta ausencia. Le corresponde al nuevo Gobierno -y ministro de Cultura- establecer la nueva institucionalidad cultural y crear el Sistema Nacional de Cultura, con el que se deberá operar la gestión gubernamental para este sector. Otra tarea impostergable y necesaria.

El nuevo Mandatario nos recordó que los ciudadanos tenemos también responsabilidades. “Pensar en los otros, antes que en uno mismo”, nos dijo. Y tiene razón; seamos exigentes con el nuevo Gobierno, pero también asumamos nuestras responsabilidades. Y así, juntos -Gobierno y ciudadanos- construyamos un Ecuador para todos; inclusivo, justo y equitativo. (O)

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