La próxima visita a Ecuador está despertando en nuestro país varios aportes para beneficio de todo el pueblo ecuatoriano. El intercambio de informaciones nos permite compartir reflexiones que nos animan a ser un pueblo protagonista de nuestro destino, en especial para los católicos.
Comienza sencillamente: “Queridos hermanos: Fijos los ojos en Jesús… quisiera compartirles algunas intuiciones fundamentales… que alienten nuestra marcha en este momento hermoso y desafiante de la historia que el Señor nos regala vivir”. ¿Cuáles son estas mayores intuiciones?
“Una Iglesia evangélica y transparente que busca el encuentro personal y comunitario con Jesús resucitado… Procuramos entonces ser constructores de puentes, y no de murallas… Estamos llamados a ser transparencia de Jesús… Ser como la Luna que no tiene luz propia, sino que refleja la luz del Sol… Se trata de vivir el ‘sí’ y el ‘no’ del evangelio sin agregados, sin confusiones, sin turbiedades”.
“Una Iglesia ‘anunciadora’, que da testimonio de Jesús Resucitado, de la alegría de ser cristianos, inquieta, que salga a buscar a los bautizados que se han alejado de la fe… Es una alegría que asume también el dolor y las dificultades del camino”.
“Una Iglesia que vive la comunión y la diversidad con cariño, donde haya una coherencia pastoral sin pretensiones de uniformidad… La comunión no es uniformidad, es amor en la diversidad… Partamos de la base de que estamos para lo mismo: anunciar a Jesús, servir al Reino, hacer Iglesia en comunión”.
“Una Iglesia participativa donde presbíteros, diáconos, consagrados y laicos encuentren su lugar y donde los organismos de participación sean efectivos y fecundos, instrumentos para la nueva evangelización… Seamos audaces en la comunión… queremos ser un nuevo impulso al anuncio decidido y audaz del Reino”.
“Una Iglesia servidora que se pone del lado de los últimos… La caridad no puede ser neutra, indiferente, tibia o imparcial… Cuando nos manifestamos como Iglesia, nuestros aportes no pueden estar condicionados, desde una opción política determinada, sino fijando los ojos en Jesús, poniéndonos del lado de aquellos con los que Él se identifica”.
“Una Iglesia ubicada en la sociedad plural en la que vivimos, que diga su palabra sin pretensiones hegemónicas, capaz de escucha y diálogo, pero sí anunciando a Jesucristo y las implicancias éticas de su seguimiento, con humildad y sin complejos… Abogamos por una laicidad positiva… (la cual) supone que todos los actores de una sociedad plural y democrática estamos llamados a colaborar procurando el bien común de la sociedad”.
“Una Iglesia capaz de hablar en un lenguaje comprensible… Si nos quedamos solamente en los elementos tradicionales y no buscamos en las nuevas tecnologías cómo hacer vivo y llamativo hoy el anuncio de Jesús, estamos perdiéndonos una oportunidad preciosa”.
“El papa Francisco, con su cercanía, nos invita a no quedarnos aletargados, sino a despertarnos, salir, anunciar”.
Agradecemos al cardenal arzobispo Daniel Sturla, de Montevideo, por este mensaje de alegría, esperanza y ánimo. (O)