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El Telégrafo
*Fernando Falconí Calles

Mecanismos de prevención

29 de abril de 2016 - 00:00

En ciertas ocasiones la madre naturaleza nos recuerda nuestra infinita pequeñez. Es necesario, de cuando en cuando, dejar a un lado la soberbia para estar conscientes de nuestras debilidades, de nuestras limitaciones.

El profesor alemán Alfred Wegener, en 1912, postuló la hipótesis de que en el pasado existía un continente único llamado Pangea. Con el pasar del tiempo, los continentes que actualmente conocemos se separaron. En 1960 Harry Hess planteó la Teoría de las Placas Tectónicas basándose en los postulados de Wegener. Según esta idea, cada placa es una porción de la litosfera terrestre que se mueve en forma independiente; estos movimientos suelen estar asociados con procesos de sismicidad y vulcanismo.

Según los entendidos en la materia, el terremoto en Ecuador se produjo como resultado del desplazamiento entre dos placas tectónicas: la placa de Nazca (oceánica) se sumerge bajo la placa Sudamericana (continental). Este movimiento es conocido como subducción y es el mismo que estuvo presente en el terremoto de 1906 que, con una magnitud de 8,8 Mw, fue el más grande registrado en Ecuador y el sexto a nivel mundial. Según estudios, la placa de Nazca se hunde bajo la placa continental a una velocidad de 6,1 cm por año. Este movimiento es el que genera tensiones que provocan fallas. Cuando el terreno se rompe y se mueven estas fallas, hay grandes desplazamientos de bloques en el subsuelo. Existe, por tanto, una relación entre la longitud de las fallas que se desplazan y la magnitud del terremoto. Las zonas de acumulación de esfuerzo generalmente coinciden con las zonas de contacto entre las placas oceánica y continental.

Hasta la presente fecha, los científicos no han logrado establecer un mecanismo para predecir estos fenómenos. No obstante, recientes estudios demuestran que ciertos animales tendrían un ‘sexto sentido’ para predecir terremotos o catástrofes naturales. Resulta revelador el hecho de que luego de eventos de gran magnitud, el número de animales muertos sea muchísimo menor que el de los seres humanos. Los cambios químicos que se producen en la corteza terrestre serían percibidos por ciertos animales y se generaría el éxodo del sitio de peligro con varios días de antelación. A manera de ejemplo, en 1975, en la zona de Haicheng, en China, se pudo observar a muchas serpientes que salían de sus madrigueras días antes de que la ciudad fuera afectada por un terremoto de gran magnitud. Como el caso comentado, se han producido varios en los zoológicos que son lugares donde al hombre le ha resultado sencillo observar la conducta de los animales antes de un terremoto. Concretamente, en la provincia de Cantón (China) ya se utiliza a los animales como sensores preventivos de terremotos; alternativa válida, puesto que se ha comprobado que los animales sufren un gran estrés antes de que la tierra comience a temblar.

La respuesta parece estar en el estrés que sufre también la Tierra frente a los movimientos, una reacción en cadena que acaba llegando a familias de animales antes que al hombre. A la luz de estas observaciones, en nuestro país se podría pensar en instalar varios zoológicos –ubicados en Costa, Sierra y Amazonía– que pueden ser instrumentos de predicción de movimientos sísmicos. Los expertos en el tema tienen la palabra. (O)

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