Liberalismo económico, autoritarismo institucional, represión de la protesta social y una red básica de protección social, son los ingredientes de la nueva derecha latinoamericana. Esa es su versión argentina segun Macri, y es obvio que la receta no fue diseñada localmente. Se trata del "post-populismo": cómo gobernar luego de los logros de gobiernos con sensibilidad social y peso regulador del Estado como son los de Venezuela, Ecuador, Brasil y Bolivia, en la caída de los cuales están hoy muy interesados desde el Norte.
En Argentina la represión se probó contra obreros de Cresta Roja, y está latente en el protocolo que se hará sobre la protesta social. El liberalismo económico privatista rige toda la macroeconomía: baja de retenciones a exportadores, apertura indiscriminada de importaciones, devaluación y ajustes tarifarios: la receta ortodoxa, mil veces plasmada. Asunción de nueva deuda externa y vuelta al Fondo Monetario, los obvios anexos a estas medidas.
Pero no es liberalismo ortodoxo: tras gobiernos populares, no se puede hacer todo trizas de golpe. Por ello, se mantienen políticas kirchneristas como la de precios máximos sugeridos y pautados con empresas, la de 12 cuotas sin interés para compras, e incluso la de la Asignación por Hijo, que hasta ha sido incrementada en su número de receptores. Si bien los aumentos de precios ya se sienten, las fiestas de fin de año los amortiguan en la conciencia pública. Y como no conviene el privatismo puro, habrá algún gasto social y una búsqueda de acuerdos corporativos, sobre todo con empresarios. Las relaciones con el Papa no son buenas -por el progresismo de Francisco- pero con los dignatarios de la Iglesia local sí, y también con la Univ. Católica Argentina. En ese sentido, que nadie crea que tendremos una derecha "simplemente" neoliberal: es un neoliberalismo modificado que mantendrá cierto gasto estatal, como modo de legitimarse ante los beneficiarios máximos del gobierno anterior, los sectores sociales más pobres.
En lo institucional, el atropello es total: jueces de la Corte Suprema nombrados por decreto, modificación de la Ley de Medios por decreto -una ley de máxima discusión pública en su momento-, pretensión forzada de controlar la comisión parlamentaria que debe controlar los decretos del Ejecutivo (??), pretensión (ya denegada por una jueza) de controlar artificiosamente el Consejo de la Magistratura donde se designa a los jueces. El presidente acaba de ser des-procesado en una causa por escuchas ilegales...esta llevaba más de cinco años, y se cierra -rara "independencia" del Poder Judicial- dos semanas luego de su asunción de la presidencia. Por decreto se cambia la ley que exigía que hay que ser abogado para dirigir la Oficina anticorrupción, de modo de darla a quien estaba predesignada para el cargo. Por decreto se impide -nada menos!- que funcione el Código Procesal Penal aprobado por ley, que modifica el régimen actual para las acusaciones judiciales. Y siguen, siguen, siguen y seguirán los decretos, sin llamar a sesionar al Congreso.
En estos días se fugaron tranquilamente dos criminales ligados al narcotráfico, de una cárcel de alta seguridad. Uno de ellos -de apellido Lanatta- fue pieza clave de la reciente campaña electoral, insólitamente entrevistado por el periodista de apellido homófono (Jorge Lanata). El condenado fue tomado como testigo válido, condición que ahora todo el periodismo adicto pretende ignorar. Mientras se opera un verdadero "apagón mediático" para algunos de los pocos espacios donde hablaba la ahora oposición (por ej., radio y TV estatales), en los medios dominantes se intenta desviar la atención de la obvia responsabilidad que tienen las actuales autoridades en la fuga dada en un penal que está bajo su custodia y jurisdicción, en la cual ha habido fuertes complicidades penitenciarias.
Como se ve, no pocas enseñanzas dejan estos poco más de 15 días de gobierno de la derecha en la Argentina. Sin dudas, país que hoy es "cabeza de playa" para la restauración proimperialista en ciernes hacia toda Latinoamérica. (O)
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