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El Telégrafo
Víctor Mendoza Andrade

Los campesinos después de la catástrofe

22 de septiembre de 2015

Entre los eventos atmosféricos causantes de severos desastres en regiones con características, físicas y socioeconómicas similares al litoral ecuatoriano y la Cuenca del Guayas (CG), tenemos: El Niño, definido como un fenómeno climático cíclico natural que provoca estragos a nivel mundial, se inicia en el océano Pacífico tropical, cerca de Australia e Indonesia, alterando la presión atmosférica entre zonas muy distantes.

Los cambios en la presión atmosférica están vinculados a la Oscilación del Sur, que es una fluctuación de la presión entre el este y oeste del océano Pacífico (ENSO) provocando con ello el calentamiento de las aguas sudamericanas. Cuando esto sucede, toda esta masa de agua cálida humedece y eleva la temperatura del aire que está por encima de ella ascendiendo, formando grandes nubes que producen lluvias copiosas y liberan calor en la atmósfera. Entre las zonas más afectadas con estas alteraciones tenemos las de la costa del Pacífico de América del Sur y las zonas entre Indonesia y Australia.

Las consecuencias de El Niño registradas en nuestro país son: calentamiento de la corriente de Humboldt por invasión de la corriente cálida de El Niño. Cuantiosas pérdidas pesqueras. Baja presión atmosférica. Intensa formación de nubes. Períodos muy húmedos. Lluvias diluviales. Pérdidas catastróficas de las cosechas por efecto de las inundaciones.

Las inundaciones en el litoral y la CG, ocasionadas por las intensas lluvias originadas por El Niño, toman el carácter de desastre ocasionando numerosas víctimas y pérdidas económicas, principalmente en el sector del pequeño productor con unidades de producción agrícola (UPA) menores a las 10 hectáreas (ha), significan el 75% del total UPA.

Este 75% de pequeños productores que tiene solamente el 12% del total de la superficie cultivada significan la seguridad alimentaria del país.      

El colectivo al cual me estoy refiriendo es el más vulnerable a los desastres provocados por El Niño, se encuentra disperso, generalmente ubicándose colindante con las grandes haciendas o cerca a las orillas del río.

Una vez, uno de aquellos sabios que temporalmente con los desastres nos vienen a salvar me decía alarmado: “¡Cómo es posible que esta gente viva en lugares tan vulnerables!”. No le contesté. En realidad no encontré el libro que le pudiera explicar al doctor que la gente estaba ahí no porque quería, sino porque ahí los dejaban estar.         

Cuando llegan las inundaciones, los campesinos están ocupados tratando de asegurar sus escasos bienes y familias, lejos de los que ofrecen sus servicios para enfrentar los desastres, pero todos los que hemos afrontado antes el problema sabemos que es tarde para encontrar remedio, que el agua todo se traga.

Pasarán pocos días y el desastre dejará de ser noticia. Entonces inmediatamente después de la tormenta será el momento de apoyar al pequeño productor en su abandono estableciendo prioritariamente sólidas organizaciones campesinas con el apoyo financiero oportuno del Estado y el consejo de sus instituciones técnicas. (O)

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