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El Telégrafo
Werner Vásquez Von Schoettler

Lo duro de los golpes blandos

27 de julio de 2015 - 00:00

 

La teoría de los golpes blandos es una respuesta de las élites conservadoras, autodenominadas libertarias, para imponer lo que consideran debe ser la razón dominante en el mundo guiado por el libre mercado.

Los conservadores en Estados Unidos -lo que en América Latina conocemos como neoliberales- impulsan una estrategia global para imponer la democracia estadounidense como valor universal.

Las formas tradicionales de modernización a través de golpes de Estado militar o civil dejaron de funcionar para que las élites nacionales sigan en el poder.

Promovieron los retornos a la democracia, no por los valores de la misma, sino por los intereses de las grandes corporaciones para expandir los mercados donde colocar sus mercancías.

Entonces los golpes blandos es una actualización de las estrategias de democratización modernizante en las periferias del capitalismo central.

La teoría y práctica del golpe blando responden a la estrategia de uso de la paz, de la no violencia para movilizar a los grupos no gubernamentales contra un régimen que consideran como autoritario y/o dictatorial.

Se definirán así a los gobiernos que no promueven una liberación de los mercados, de las políticas laborales; una desregulación de los sistemas de control, es decir, de todas aquellas políticas que el capital financiero busca para expandirse por el mundo entero.

En consecuencia, el golpe blando es un ataque sistemático y sistémico a cualquier propuesta de tener un Estado regulador del mercado y con enfoque en favorecer las políticas sociales.

Cualquier principio de la gratuidad o profundización de los derechos de primera, segunda, tercera o cuarta generación es definido como límites antinaturales al ejercicio pleno del poder por parte de las élites.

El golpe blando generalmente se ha utilizado contra gobiernos de izquierda social, popular. Los principios que guían al golpe blando van más allá del estándar de los cinco pasos -realmente son más-.

Su eje central está en reformular lo que es el poder. Postulan una idea naturalista de los ‘centros de poder democrático’, es decir, que el poder no radica en el pueblo ni se ejerce vía participación o elecciones, sino que son los grupos sociales, clases acomodadas las que se otorgan a sí mismas un derecho de exclusividad del ejercicio del poder.

Es una relación de clase dominante y subalterna versus el pueblo llano. Es una forma de hiperideologización de la dominación.

Una forma de populismo degradado que se impone un destino manifiesto mediante el miedo; las acciones de fuerza mediática para paralizar el ejercicio de la política pública y generar ingobernabilidad.

Los medios de comunicación son pieza clave para fomentar la desobediencia civil. Ir de la conversión a la acomodación, a la coerción no violenta y concluir con la desintegración de un sistema democrático. Imponer lo que llaman ‘distribución del poder’ entre los sectores golpistas.

Por eso la acción de los diálogos ciudadanos no pueden dejar de lado el ejercicio democrático de la confrontación ofensiva.

No debe haber ingenuidad en la defensa de la democracia. La Constitución debe ser ejercida en toda su magnitud y fuerza para desbaratar al golpismo dictatorial. (O)

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