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El Telégrafo
Melania Mora Witt

Linchamiento mediático internacional

26 de marzo de 2016

Los consorcios mediáticos son uno de los órganos más importantes del sistema. El acelerado desarrollo tecnológico pone -en segundos- las noticias alrededor del mundo. Las redes sociales juegan un papel cada vez más importante, y en ellas se constata la certera opinión de Eco, pues sirven como canal de voces autorizadas  o de expresiones carentes de todo rigor. Los rumores que se esparcen  convierten en verdades, opiniones, muchas alejadas de la verdad y hasta calumniosas,  de las que no hay responsables.

La mayoría de los medios de comunicación son grandes negocios, algunos de carácter oligopólico. Sus propietarios forman parte de la gran burguesía, aliada de la internacional a la que buscan pertenecer. Utilizan su gran poder sobre la opinión pública para controlar a gobiernos y autoridades y, cuando estos no se someten, declaran una guerra implacable que no conoce límites.

Actualmente son actores principales en el proceso de desmontar los procesos progresistas que a partir del siglo XXI se dieron en Sudamérica.

En las derrotas experimentadas por la izquierda en Argentina, Venezuela y Bolivia, jugaron un rol fundamental, aunque no haya sido el único factor. Magnifican los errores, silencian los aciertos que limitadamente aparecen en sus medios y, en acción planificada,  hoy son los supuestos defensores de la moralidad pública, al ‘descubrir’ actos de corrupción atribuibles  a personalidades identificadas con los nuevos proyectos nacionales.

Brasil es  el campo de batalla en que se suman, de un lado, los grandes medios –poderosos como en ningún país- al aparato judicial donde jueces como Moro, no vacilan en ejecutar actos reñidos con sus funciones, al interceptar llamadas telefónicas e informar de su contenido a  la opositora revista Veja; ‘ compran’ testigos, con la promesa de recibir condenas menores por su participación en actos delictivos, si involucran al exmandatario Lula y a la presidenta Rousseff, a quienes ultrajan y deshonran, sin que haya de por medio ni procesos ni sentencias.  Son abiertos compañeros de  los grupos políticos derrotados por el PT, los que  pretenden dar un golpe blando al desplazar a Dilma de la presidencia y eliminar a Lula como futuro candidato en las elecciones de 2018.

En España numerosos dirigentes del  Partido Popular han sido sindicados por delitos de variada clase.  Ello no ha tenido eco en nuestra prensa que ha ignorado escándalos  que han conducido al limbo político que vive ese país. Sin embargo, editoriales, columnas de opinión y caricaturas han tomado partido de inmediato contra el anterior y la actual gobernante brasileños. Sin esperar el resultado de las investigaciones judiciales, en un verdadero linchamiento informativo: los han declarado culpables, tratando de paso de condenar a todos los regímenes progresistas de la región.

Detrás está  la sed de revancha contra el actual gobierno, al que no han podido  manipular ni derrotar.

La ciudadanía debe alertarse  acerca del poder mediático y sus alcances, como los develados por  Durán Barba, uno de sus voceros.  (O)

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