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El Telégrafo
Gustavo Pérez Ramírez

La Iglesia católica y el sacerdocio de mujeres

31 de mayo de 2016

Se quedaron cortas las 900 ‘superioras’ de congregaciones religiosas femeninas de todo el mundo, reunidas con el papa Francisco el 12 de mayo, cuando le pidieron que estudie la posibilidad de incluir mujeres en el diaconado permanente como ocurría en la Iglesia primitiva. Han debido ir al grano y pedir, no solo el diaconado sino el sacerdocio, como “una mejor inserción en la vida de la Iglesia de las mujeres y de las mujeres consagradas”, y habida cuenta del contexto sociológico, cultural y democrático  actual, en el que, reconocida su igualdad con el varón y sus derechos, la posición de la mujer en la sociedad ha ido cambiando.

Es de esperar que la comisión que el Papa accedió a crear, en busca de un rol más incisivo de las mujeres en las posiciones decisionales en la Iglesia, además de estar conformada por expertos en el tema, tenga amplia participación femenina, y tome de una vez por todas el toro por los cuernos para acabar con el anacronismo de una Iglesia controlada por varones.

Muy oportuno el espontáneo comentario del Papa al pedido de las religiosas, que bien analizado, apunta a mirar más alto, hacia el sacerdocio femenino. El Papa se refirió a un  teólogo sirio, ya fallecido,  “gran profesor, sabio, erudito”, para quien “el papel de las diaconisas fue para ayudar en el bautismo de las mujeres en la inmersión, las bautizaban ellas, por una cuestión de pudor, también para hacer las unciones en los cuerpos de las mujeres, en el bautismo. Y cuando había un juicio matrimonial porque el marido golpeaba a su mujer, y esta iba a quejarse al obispo, las diaconisas eran las encargadas de ver los hematomas en el cuerpo de la mujer causados por los golpes del marido e informar al obispo”. En nuestros días se requiere más que eso -además de que el bautismo ya no es por inmersión-, mujeres con los mismos derechos que los hombres, ungidas sacerdotes para liderar, no solo segundonas, o ayudantes en cargos de exclusiva responsabilidad de los varones ordenados. 700.000 monjas ayudarían a 415.000 sacerdotes y miembros de órdenes religiosas en todo el mundo. Anuario Pontificio, 2014.

La discusión lleva muchos años. En 2001 se reunieron en Dublín 1370 participantes de 26 países y 6 continentes en el congreso mundial ‘Llegó el momento: celebración de la vocación de las mujeres a un presbiterado renovado de la Iglesia católica’. Ya es hora de hacerles justicia. ¿Quién mejor que el papa Francisco para tan urgente emprendimiento? El vaticanista Marco Politi, autor del libro Francisco entre los lobos, sostiene que “el Papa siente que el tiempo pasa y que tiene que tomar decisiones valientes, aun si la mayoría de la jerarquía de la Iglesia no está lista para esos cambios”. Yo pregunto: ¿Por qué seguir excluyendo por más tiempo a la mujer del profetismo, implicado en el sacerdocio?

Según el teólogo alemán Rahner, “la práctica de la Iglesia de no ordenar mujeres no tiene ningún contenido teológico obligatorio, no es dogma, está basado pura y simplemente sobre una reflexión humana histórica, válida en el pasado, en condiciones culturales y sociales que están cambiando rápidamente”. (O)

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