Ecuador, 14 de Mayo de 2024
Ecuador Continental: 12:34
Ecuador Insular: 11:34
El Telégrafo
Werner Vásquez Von Schoettler

La estrategia: comunicación oportunista

08 de septiembre de 2014

No cabe duda de que en política se requiere generar un sinnúmero de tácticas y estrategias para aspirar, alcanzar y mantener el poder, cualquiera sea este. Entre esas estrategias la comunicación hoy más que nunca en Ecuador ha adquirido su condición política, es decir, hacer comunicación ya no basta en su fundamento primario que es el de informar, sino que se debe entender qué se informa, para qué, para quiénes y en qué tiempo.

Nada novedoso si se reconocen los aportes que la escuela latinoamericana de la comunicación, desde las décadas del sesenta y sesenta, fue desarrollando a medida que las organizaciones sociales y populares entendían que la palabra hablada o escrita estaba en disputa permanente. Sin embargo, el propio neoliberalismo centró que la información, la comunicación o la comunicación política tenían que ser otro producto-servicio de venta al mejor postor. De esto tuvimos unas décadas de manejo publicitario, mediático privado: televisivo, impreso o radial, que definió mucho de los tiempos políticos, los candidatos y moldeó a los propios electores. Ahora emerge con fuerza el hablar de comunicación política a veces sin tomar en cuenta los aportes fundamentales que ha dado América Latina. Hoy en día se busca un predominio de las redes sociales para captar a los jóvenes, pero vemos que la vieja manera de hacer comunicación política aún prima y bien ha sido tomada y actualizada por una oposición que, sin el menor tapujo, inaugura obras, hace aperturas, entrega ayudas, reduce impuestos, etc., a partir de lo que otros hicieron, pero con la diferencia de que coaligados con los actores políticos mediáticos hacen el milagro de la noche a la mañana, posicionando noticias, segmentos, entrevistas, donde los milagreros dan cuenta de un sinfín de obras que basta tener sentido común para comprender que no fueron posibles de realizar en tan corto tiempo. Por otro lado, los propios gestores y desarrolladores de esas obras que dejaron sin inaugurar han permanecido en silencio; quizás sobredimensionando la vergüenza de la derrota; cuando bien tienen el deber de no permitir que la ciudadanía sea despolitizada, engañada con falsas planificaciones y ejecuciones que buscan otra vez hacer instituciones paralelas al viejo estilo de la administración a través de la lógica de las ‘fundaciones’; haciendo de la comunicación política, marketing: seguir vendiendo un enlatado con etiquetas de la buena familia, del conciliador, del que incluye todos los colores, de la falsa diversidad y la falsa modestia. Sin duda es una estrategia de comunicación que da dado sus resultados mientras del lado de quienes buscan un socialismo del Buen Vivir aún hay ciertas ‘tendencias’ que casi son mezquinas de no entender el valor y la urgencia de la educación política; de la articulación eficiente y efectiva de la política en los territorios; de que el poder es una disputa permanente y no una cosa fija de por vida. Hoy más que nunca hay que disputar la opinión pública; hacer efectivo lo que manda la Constitución: democratizar los medios de producción.

Contenido externo patrocinado