La operación fue cuidadosamente planificada. Doscientos miembros de la Policía Federal llegaron al domicilio del expresidente de la hermana República de Brasil. Acto seguido, fue conducido a declarar; en tanto un helicóptero de la Rede Globo sobrevolaba filmando la Superintendencia de la Policía Federal en Sao Paulo. Un show transmitido en ‘vivo y en directo’ por el poderoso oligopolio mediático privado que no asimila que el exobrero metalúrgico se haya convertido en el mejor presidente de la historia de Brasil, porque cometió el imperdonable ‘pecado’ de sacar de la pobreza a 25 millones de sus compatriotas.
Este hombre al que las élites odian y temen, nació en el pequeño pueblito de Caetés, en el estado de Pernambuco. Fue el menor de siete hermanos de una familia que padeció pobreza. En 1956 se instalaron en Sao Paulo en donde Lula empezó a trabajar como limpiador de zapatos; luego laboró como vendedor de frutas ambulante para ayudar a sostener la economía familiar. Su primer acercamiento con la industria metalúrgica lo tuvo a los 14 años cuando empezó a trabajar en la empresa Armazéns Gerais Columbia. Fue en 1963 que obtiene el título de tornero mecánico después de haber tomado un curso impartido por el Servicio Nacional de Industria. Su hermano mayor, Frei Chico, estuvo vinculado al Partido Comunista Brasileño; Lula también comenzó a interesarse por el movimiento obrero. En 1968 se afilió al Sindicato de Metalúrgicos de Sao Bernardo do Campo y Diadema, siendo miembro de su Comité Ejecutivo en 1968; primer secretario en 1972 y presidente en 1975 y 1978. Durante este período lideró varias huelgas que pusieron en jaque al régimen dictatorial. Su valiente lucha a favor de los derechos laborales y las libertades sindicales lo convirtieron en un líder de gran popularidad entre los trabajadores brasileños.
En 1980 junto con un grupo de sindicalistas, intelectuales, académicos y luchadores sociales, fundaron el Partido de los Trabajadores (PT). Esta iniciativa formaba parte de un movimiento más amplio que intentaba recuperar el sistema democrático en Brasil. Luego de una larga y cruenta lucha desarrollada por amplios sectores del pueblo, la dictadura cae en 1985. Lula da Silva logra la victoria en su cuarta participación en 2002. En segunda vuelta, alcanzó el 61,3% de los votos. Los cuatro ejes de su propuesta política fueron: erradicar la pobreza y el hambre; mejorar los estándares de vida de todas y todos los brasileños; crear empleos y promover un crecimiento económico sostenido orientado a los sectores menos favorecidos. A los 57 años, Lula asume la presidencia el 1 de enero de 2003. Inmediatamente puso en marcha 4 programas emblemáticos: Hambre Cero, Plan Nacional de Erradicación del Trabajo Esclavo, Plan Nacional de Reforma Agraria y el Programa Bolsa-Familia (transferencia de dinero condicionada, para 11 millones de familias pobres).
En octubre de 2006 Lula gana las elecciones para un segundo período con el 60,80% de los votos. En este segundo mandato continúa con el combate a la exclusión social, la pobreza, la desigualdad; imprime un nuevo modelo de desarrollo basado en el crecimiento con distribución de renta y sostenibilidad ambiental. En cuanto a política internacional, mantuvo una posición soberana, puesto que respaldó la creación de la Unasur y la Celac. Para favorecer la implementación de un mundo multilateral, forma parte del grupo Brics (Brasil, Rusia, India, China, Sudáfrica).
El imperio quiere recolonizar a Brasil; no obstante, Lula y el PT son dos grandes obstáculos. A las élites y sus instrumentos mediáticos no les interesa combatir la supuesta corrupción de Lula. Lo que les interesa es manchar la imagen del candidato popular con mayores posibilidades de triunfo en 2018. La derecha continental está demostrando que seguirá utilizando como arma política la mentira; el ‘todo vale’ será una constante en el afán de engañar -por enésima vez- a las mayorías. (O)
