Ecuador, 30 de Abril de 2024
Ecuador Continental: 12:34
Ecuador Insular: 11:34
El Telégrafo
Werner Vásquez Von Schoettler

La batalla de las ideas

06 de abril de 2015 - 00:00

Ningún proceso social que se defina a sí mismo como revolucionario, como socialista, puede ser tal si no fomenta, combate, lucha, batalla en el campo de las ideas. Todo proceso revolucionario implica inevitablemente un profundo conflicto en las interpretaciones del mundo. Una revolución exige un cuestionamiento ético de lo que hace, piensa, siente. Sin este cuestionamiento es fácil caer en la ceguera de la máquina institucional.

La máquina institucional requiere de una serie de procesos convergentes para reproducirse a sí misma; corriéndose el riesgo de distanciarse del imperativo ético-social de los pueblos. La mejor manera de evitar esa distancia es el continuo cuestionamiento a la pragmática del quehacer institucional; la confrontación entre lo que se es y lo que se quiere llegar a ser.

Debiendo quedar el ser humano y la naturaleza en el centro de los intereses. Todo proyecto y su realización deberán ser cuestionados en su presente, pero también en su pasado. Esto le permite no solo la renovación continua sino preservar las intenciones del cambio radical. No puede haber cambio radical sin una batalla de ideas permanente; sin una permanente batalla sobre las interpretaciones: con qué categorías, conceptos, palabras, imágenes, representaciones estamos entendiendo y comprendiendo el mundo. Solo así podemos confrontar entre lo que se piensa, se hace y se dice. Solo así podemos continuar con una crítica fundamentada a la sociedad que termina siendo una crítica a todo proyecto político.

La crítica como el proyecto político debe tener la fortaleza de sostenerse en el campo de las contradicciones sociales para no caer en una situación de espejo, de contemplación donde las fallas, los errores y los equívocos pueden quedar ocultos en la sombra de la imagen. La batalla de las ideas exige un propio cuestionamiento a los valores morales con los que actuamos.

Su discusión nos permite fortalecer la ética social del conflicto. Reconocer las debilidades, las falencias y cuán cerca o distantes estamos de la conciencia colectiva, de la conciencia del pueblo. Si queremos revolucionar una revolución, no debemos aspirar a solo renovarla, a remozarla, cambiar el discurso, sino que debemos ahondar la crítica política e ideológica, caso contrario el distanciamiento es mayor con las aspiraciones históricas de un pueblo y la cercanía es menor con el oportunismo de las demandas exclusivamente materiales de un bienestar centrado en el mercantilismo.

Batallar las ideas es la mayor batalla por una avanzada ética por sobre cualquier dogmatismo ideológico. Más aún cuando se impulsa una economía del conocimiento. Sin crítica de ideas no es posible la apropiación de conocimientos, no es posible el imperativo de la razón y menos aún el desarrollo de una racionalidad tecnológica no centrada en el explotación de los seres humanos, pero que se alimenta de los mismos a través de un consumo inconsciente.

La crítica social tiene por objetivo desvelar las patologías sociales del capitalismo y denunciar ese entramado espeso de los engaños, de las vanidades, de los oportunismos que obstruyen el pensar con cabeza propia. (O)

Contenido externo patrocinado

Ecuador TV

En vivo

Pública FM

Noticias relacionadas

Social media