Se ha dado un paso fundamental con el ejecútese a la Ley Orgánica para la Justicia Laboral y Reconocimiento del Trabajo en el Hogar. Se avanza en hacer cumplir lo que la Constitución manda en su Artículo 33: “(…) El Estado garantizará a las personas trabajadoras el pleno respeto a su dignidad, una vida decorosa, remuneraciones justas y el desempeño de un trabajo saludable y libremente escogido o aceptado” y en su Artículo 34: “El derecho a la seguridad social es un derecho irrenunciable de todas las personas, y será deber y responsabilidad primordial del Estado. (…)”.
La lucha por alcanzar una seguridad social plena es una lucha histórica, pero la miopía y el egoísmo no solo de las élites tradicionales sino, incluso, de cierta izquierda, ha hecho que avancemos lentamente en reconocer como se debe a ciertos sectores marginados y excluidos. No olvidemos que principios como la solidaridad, la obligatoriedad, la subsidiaridad son los fundamentos de la seguridad social y esta uno de los pilares para hacer viable una sociedad equitativa, justa e igualitaria.
Es por eso que la seguridad social no puede quedar cerrada solo para los que tienen empleo sino que debe ser accesible para todos los ecuatorianos; para quienes hacen trabajo no remunerado en el hogar, actividades de autosustento en el campo, trabajo autónomo o están en el desempleo.
Seguir creyendo que la seguridad social es de unos pocos es un craso error que da cuenta de la herencia segregacionista que el Estado oligárquico implantó en nuestro país. Recordemos que el neoliberalismo buscó privatizar el Seguro Social. Nos dejó algunos males que aún persisten y que deben ser combatidos de raíz; no solo cualquier forma de corrupción, sino mentalidades discriminatorias, por ejemplo, el que si una mujer queda embarazada se busque las formas para despedirla o las pretensiones de ocultar socialmente el trabajo no remunerado en el hogar; sabiendo bien que éste es de vital importancia para la reproducción de la sociedad entera. Las formas de ocultamiento son un claro ejercicio de exclusión social, de violencia material y simbólica.
Una sociedad del Buen Vivir requiere un sistema de seguridad social fortalecido, robusto, coherente en sus medios y en sus fines. De por medio está el cómo entendemos y valoramos el trabajo; el cual no se reduce solo a tener empleo, sino que es una acción dignificadora, transformadora, central para la reproducción de cualquier sociedad.
En la lógica del trabajo se incluye el derecho al descanso, a las actividades recreativas, espirituales y de ocio. También es el campo de lucha social por el reconocimiento, no solo de la redistribución de bienes y servicios, sino de valoración personal, colectiva y social. Defender una seguridad social para todos es defender al ser humano contra las patologías del capitalismo. Es defender el derecho a la redistribución de los medios de producción.
Defender un sistema de consumo digno y coherente con la naturaleza. Entonces: ¿Cómo entender que la socialdemocracia se haya opuesto a esta ley? Vacío ideológico es lo que les caracteriza como también a aquellos pachamamistas que no tienen el menor tapujo de liarse con las derechas para hacer realidad su oportunismo político. (O)
