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El Telégrafo
César Paz-y-Miño

Inversión de la gran ciencia

19 de diciembre de 2015

La revista Investigación y Ciencia acaba de publicar un número completo sobre ‘Gran Ciencia, Grandes Retos’, y dentro de este el artículo prolijamente hecho ‘¿Cuán grande es la gran ciencia?’, liderado por el periodista y editor Stefan Theil. Su análisis se centra en las inversiones reales que los países hacen en investigación.

El colisionador de Hadrones CERN costó 5.370 millones de dólares, aunque China quiere su propio colisionador a un costo de 3.020 millones, mientras que las bombas atómicas del Proyecto Manhattan, en la segunda guerra mundial, costaron 27 mil millones y trabajaron en este 130 mil personas. Los proyectos como el Genoma Humano tuvieron una inversiones de 4.730 millones y el de 100 mil genomas humanos llegó a 471 millones.

El proyecto europeo Cerebro Humano demandó 1.630 millones y su homólogo estadounidense, BRAIN, 300 millones. El proyecto de la Estación Espacial Internacional asciende a 140 mil millones, el programa Apolo costó 104 mil millones, el laboratorio espacial para Marte 2.650 millones, la misión a Plutón 700 millones. El telescopio espacial Webb tiene un costo de 7.998 millones.El Proyecto ITER (gigantesco reactor nuclear), que es de los más importantes para el reemplazo de energías no renovables, costará 19.660 millones.Estos proyectos que podrían llamarse de inversión positiva, contrastan con otros como la producción de 2.457 cazas bombarderos F-15, que asciende a 391 mil millones o la producción de bebidas alcohólicas que llega a 174 mil millones de dólares.

Los países que más invierten en investigación siguen siendo los tradicionalmente conocidos: Estados Unidos, China, Japón, Alemania, Corea del Sur, Francia, Reino Unido, Rusia, India, Brasil, Italia, Canadá, España, Turquía, México, Sudáfrica, Indonesia y Arabia Saudita, entre los presentados como grandes inversores.

El artículo hace revelaciones sobre el manejo desorganizado de muchas de estas cuantiosas inversiones, lo que ha derivado en el cierre o estancamiento de algunos proyectos, por ejemplo el Proyecto Cerebro Humano. Por otro lado, el artículo en mención, de alguna manera, denuncia los intereses económicos de quienes ponen el dinero y de las alianzas autobeneficiosas que surgen por interés comercial, y no necesariamente en función social.

Acoplar los intereses económicos, políticos y sociales es complejo y la ciencia no es la excepción. Parecería que la ciencia de grandes inversiones solo se preocupara de grandes ganancias, corrompiéndose su objetivo y cumpliendo a medias su función principal: el bienestar humano. Parecería que la ciencia de grandes inversiones solo se preocupara de grandes ganancias, corrompiéndose su objetivo y cumpliendo a medias su función principal: el bienestar humano. (O)

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