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El Telégrafo
César Paz-y-Miño

Genes e ideologías

06 de septiembre de 2015

Secuenciado el genoma humano se han tratado de descubrir genes para todo tipo de conductas, aficiones, fidelidad, amor, religiosidad y más. ¿La ideología de una persona está determinada por los genes? La respuesta es compleja, ya que invade el campo de la genética del comportamiento y los datos de estudios son incompletos.

Para tener la capacidad de discernir sobre una ideología u otra, el individuo debe tener todos sus sistemas en perfecto funcionamiento, especialmente el cerebro y sus actividades. Para que esto ocurra, los genes deben dar las órdenes para que el organismo se conforme de manera adecuada.

Un estudio reciente apunta a que el gen DRD4 tendría que ver con la tendencia conservadora o liberal de las personas. Este gen controla la mayor o menor producción de dopamina. En una de las variantes del gen, se produce menos dopamina, por lo cual la sensación de lo tradicional sería más aceptada por el organismo, mientras que otra variante del mismo gen haría que las sensaciones de placer sean progresivamente mayores cuando existen posiciones más liberales. A este gen se lo llama el ‘gen aventurero’ y se reparte en las sociedades de manera diversa. Se asocia este gen también al riesgo, a lo extremo, y hay quienes plantean que tienen que ver con el éxito y las finanzas.

Los estudios que tratan de encontrar esta asociación de genes liberales o conservadores compilan información sobre posturas frente a temas como aborto, inmigración, xenofobia, pena de muerte, pacifismo, equidad, cooperativismo, entre otros. Analizando posiciones, tratan de encontrar variantes genéticas y correlacionarlas estadísticamente entre gen y postura, concluyendo en una u otra tendencia. Este postulado es absurdo, incluso metodológicamente. Muchos investigadores sostenemos que reducir la ideología y el comportamiento a un gen o grupo de genes no tiene sustento, ya que se estarían negando un sinnúmero de factores foráneos al gen que determinan las ideologías; se desconocería la historia y los procesos sociales como fenómenos grupales y de necesidades y desafíos concretos.

Las mayores degeneraciones de las teorías genetistas y biologistas puras han sido el nazismo y el socialdarwinismo. Por tanto, argumentar sobre ideología y componente genético de manera reduccionista y simplista corre el riesgo de desacreditar a la propia ciencia y justificar crímenes contra la humanidad. Cientistas que justifiquen la inequidad o la discriminación en los genes y sostengan la herencia del poder, defienden sus intereses y falacias. (O)

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