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El Telégrafo
Edmundo Vera Manzo

Galeano: México, estudiantes asesinados y corrupción

30 de mayo de 2015

En el diario de vanguardia La Jornada, de México, de 2015/04/13, Eduardo Galeano, el más grande ensayista de América Latina y el Caribe, escribió Leo y comparto, posiblemente su última reflexión, escogiendo para cerrar su fecundo ciclo vital lo que posiblemente son las heridas más dolorosas de Nuestramérica: el asesinato de los 43 estudiantes normalistas y la corrupción del Estado mexicano. En su homenaje reproduzco su artículo. ejemplo de concisión y contundencia, que quedará grabado para siempre con buril sobre granito, como una sentencia lapidaria para que no se pueda olvidar nunca estas infamias degradantes de la condición humana.

“Los huérfanos de la tragedia de Ayotzinapa no están solos en la porfiada búsqueda de sus queridos perdidos en el caos de los basurales incendiados y las fosas cargadas de restos humanos.

Los acompañan las voces solidarias y su cálida presencia en todo el mapa de México y más allá, incluyendo las canchas de fútbol donde hay jugadores que festejan sus goles dibujando con los dedos, en el aire, la cifra 43, que rinde homenaje a los desaparecidos.

Mientras tanto, el presidente Peña Nieto, recién regresado de China, advertía que esperaba no tener que hacer uso de la fuerza, en tono de amenaza. Además, condenó la violencia y otros actos abominables cometidos por los que no respetan la ley ni el orden, aunque no aclaró que esos maleducados podrían ser útiles en la fabricación de discursos amenazantes. El Presidente y su esposa, la ‘Gaviota’ por su nombre artístico, practican la sordera de lo que no les gusta escuchar y disfrutan la soledad del poder.

Muy certera ha sido la sentencia del Tribunal Permanente de los Pueblos, pronunciada al cabo de tres años de sesiones y miles de testimonios: En este reino de la impunidad hay homicidios sin asesinos, torturas sin torturadores y violencia sexual sin abusadores. En el mismo sentido, se pronunciaron los representantes de la cultura mexicana: los gobernantes han perdido el control del miedo; la furia que han desencadenado se está volviendo contra ellos.

Desde San Cristóbal de Las Casas, el Ejército Zapatista de Liberación Nacional dice lo suyo: Es terrible y maravilloso que los pobres que aspiran a ser maestros se hayan convertido en los mejores profesores, con la fuerza de su dolor convertido en rabia digna, para que México y el mundo despierten y pregunten y cuestionen”.

En sus momentos finales, posiblemente Galeano hizo una evaluación sobre Nuestramérica y creyó que lo peor que puede pasar en un país es el asesinato de estudiantes normalistas, cuando ellos constituyen la esperanza de educar la conciencia ética, pulir caracteres y ayudar a descifrar los secretos del conocimiento que nos permitan superar la dependencia científica y tecnológica, y que no puede existir la justicia y la paz en ningún país, si se encuentra institucionalizada la corrupción, como es el caso del artículo 108 de la Constitución mexicana, que faculta al Presidente y los principales funcionarios públicos, incluidos los diputados, no puedan ser acusados de corrupción y la inmunidad se convierte en impunidad para cometer delitos políticos y en la administración pública.  

En 1969, meses después de la matanza de Tlatelolco, donde se asesinaron a cientos de estudiantes, en una pared de una calle leí una frase inmortal de nuestro Juan Montalvo: “Mucho es que no nos hayamos quedado mudos por fuerza de callar por fuerza”. Galeano y los estudiantes asesinados pueden descansar en paz porque hicieron perder el miedo, despertar la  conciencia y movilizar a cientos de millones de personas que no descansarán hasta cerrar todas las venas y heridas abiertas en América Latina y en la faz de la Tierra. (O)

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