El Banco Central del Ecuador (BCE) publicó, hace muchos años, una amplia colección de libros sobre la historia económica del país (colecciones ‘Biblioteca de Historia Económica’ y ‘Biblioteca Básica del Pensamiento Ecuatoriano’); mantuvo la ‘Revista Ecuatoriana de Historia Económica’ y, además, realizó una serie de ‘Encuentros de Historia Económica’.
A esos esfuerzos cabe unir otros aportes a la investigación sobre la historia económica del Ecuador, realizados por algunos académicos a través de libros, artículos e incluso sitios web sobre el tema. Pero, a pesar de todo, la historia económica del país aún es débil y poco desarrollada.
Esta falta de investigaciones histórico-económicas afecta tanto a la comprensión del pasado ecuatoriano como a la de su presente, pues predominan las visiones políticas, usualmente atravesadas por las opiniones y posicionamientos de la coyuntura.
Entre las viejas obras del BCE está ‘Las Finanzas Públicas en el Ecuador: 1830-1940’, de Linda Alexander Rodríguez (1992), que permite sustentar algunas conclusiones que tienen interesante significación para el presente: hubo, en el pasado, una pugna permanente entre ‘nacionalistas’ y ‘regionalistas’, pues mientras los primeros querían centralizar rentas y manejar los ingresos estatales con criterio nacional, los segundos siempre pugnaron por la descentralización de rentas y la prevalencia de los intereses regionales y locales; las rentas del Estado siempre fueron disputadas por las elites del poder, para usarlas a su beneficio; las rentas del Estado fueron siempre raquíticas, ya que dependieron de pocos impuestos y, hasta antes de la fundación del BCE (1927), de los créditos bancarios internos; Ecuador no fue atractivo para los préstamos ni las inversiones de capital foráneo; las elites dominantes mantuvieron un país atrasado, porque convenía al privilegio de sus riquezas; las políticas de los gobiernos siempre fueron cuestionadas cuando pretendían cobrar o aumentar impuestos y, sobre todo, cuando querían realizar reformas o cambios sociales.
También pueden obtenerse conclusiones políticas. Una me parece significativa: dice la autora que juzgar la historia del Ecuador a través de los ‘caudillos’ no tiene sentido, pues hay una serie de factores que operan creando las condiciones económicas y políticas en las que actúan los personajes calificados así.
Ayer como hoy, cabe añadir, son esos factores los que merecen estudiarse con detenimiento.