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El Telégrafo

Ética de urgencia

24 de marzo de 2013

Tomo prestado el título del libro de Fernando Zavater (2012) para sugerir su lectura en estos días de Semana Santa, apropiados para la reflexión, así sea en la playa. Y es oportuno porque si bien moralidad y religión son dos cosas distintas, la religión es fuente inagotable de moralidad y la ética como rama de la filosofía lleva al estudio racional de la moral. Es lamentable que estas asignaturas se hayan dejado de enseñar a niños y jóvenes, vacío que llena la televisión y el cine con sus programas de violencia, inmoralidad y hasta vulgaridad y mal gusto.

Sin embargo, la lectura que sugiero debe ser crítica, reflexiva, porque tiene una que otra opinión debatible. ¿Quién soy yo para atreverme a decir esto de un gran educador que escribe para quienes deben educar o ser educados? Cuando me parece que estoy en desacuerdo con lo que leo, suelo releer, sin preocuparme por quién lo escribe, así sea toda una página, para cerciorarme de si he entendido bien lo que leo, y reflexionar sobre su validez. En el caso del libro de marras, tuve que releer todo el capítulo final, de lo que daré razón más adelante.

Antes quiero animar a la lectura de este excelente libro que abunda en reflexiones deacuciante oportunidad para nuestra época, presentadas en forma atractiva y con imágenes que hacen entender mejor su validez, como la que usa para explicar las bondades de la Democracia. Apela nada menos que a Napoleón, quien decía que con las bayonetas se podía hacer cualquier cosa menos sentarse en ellas. Para Zavater, con la democracia es igual, no es para sentarse encima y descansar, es para luchar por las ideas.

Disiento, sin embargo, de su visión del capitalismo que encuentra “tan variado y flexible”; y de que no se le ocurra otro modelo de sociedad, como si se hubiera quedado en los años 60 y 70, que Alan Greespan, uno de los aguerridos defensores del sistema, considera idílicos, y que piense como él, que el capitalismo de mercado es “el motor que hace mover en general la economía mundial”. En plena época de crisis sistémica del capitalismo financiero rapaz, en el que ha devenido, convertido en el causante de la crisis global, es por lo menos cuestionable sostener que “el modelo de capitalismo es uno que dice que el Estado sirve para mediar entre el ciudadano y los mercados”.

También discrepo de su condena de los WikiLeaks, y de que descalifique a Assange, tratándolo de “sinvergüenza integral”. Sigo el llamado del mismo Zavater a reflexionar constantemente. La vida razonada no termina nunca.

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