Es una meta ambiciosa, felizmente realizable, como concluye el Energy Report contratado por la Unión Europea en 2011: “Para el 2050 es técnicamente posible un mundo soportado sobre energías renovables”.
Lo comprueba Dinamarca, que ya ha logrado rebajar las emisiones de carbón a 0,2% con un plan de energías renovables pensado en grande. El ministro del ramo ha anunciado que en el 2020 la energía eólica, que ya alcanza cerca del 30%, proveerá el 50% de la electricidad; que en el 2030 habrá cero carbón y que en 2050 el 100% de las energías del país serán renovables.
El Ecuador también se encamina hacia la energía renovable, pero con metas menos ambiciosas, aunque el país está posicionado geofísicamente de manera privilegiada en el paralelo cero con posibilidad de utilizar abundantemente la energía solar, además de ser un país con inmenso potencial geotérmico (500 MW.).
Para la utilización de la energía solar existen experiencias pioneras y prometedoras en el país, si bien poco estimuladas, y en España hay un Centro Internacional de Estudios de la Energía Solar, CENSOLAR, que desde 1979, imparte cursos de energía solar, a todos los niveles, en más de treinta países, y que ha formado profesionalmente en energía solar y difusión de esta tecnología a técnicos especialistas pertenecientes a dos distintas generaciones. Existe pues tecnología nacional e internacional cada vez más accesible y a costos razonables.
Es prácticamente nulo el liderazgo que en este campo pueda esperarse de EE.UU. que avanza en contravía ambiental. Mientras el mundo entiende que hay que abandonar el uso del petróleo y del carbón, el imperio se posiciona como el mayor productor de petróleo. Al mismo tiempo anuncia que quitará el subsidio a la energía solar, cediendo a presiones de los magnates del petróleo. Otro mal ejemplo es el actual Gobierno español: su Consejo de Ministros eliminó el subsidio a las energías renovables.
Miremos hacia Dinamarca, en busca de invalidar la visión cortoplacista que sostiene entre nosotros que ‘la tecnología no permite hacerse muchas ilusiones con la energía solar, como que pudiera reemplazar las otras formas o llegar a ser la principal fuente’. Cierto, hay que buscar la combinación de todas las formas de energía, pues es peligroso depender de una sola. Por tanto, tampoco se puede depender solo de los recursos hidráulicos por ingentes que sean en un mundo con calentamiento global. Con todo, el Ecuador puede llegar a ser un líder mundial en la utilización de la energía solar y otras fuentes alternas.