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El Telégrafo
Pablo Salgado Jácome

¿En política, todo es posible?

18 de marzo de 2016 - 00:00

En verdad no debería sorprendernos, pero nos sorprende. Con bombos y platillos, los medios privados anunciaron que el candidato Guillermo Lasso ha sumado a su candidatura 20 actores sociales y dirigentes de movimientos políticos. Un exsindicalista respaldando a un banquero; dirigentes indígenas respaldando a sus opresores de toda la vida; y dirigentes de gremios periodísticos que en lugar de respaldar a sus agremiados lo hacen a los propietarios de los medios de comunicación y al banquero. Y así develan, ya sin ningún pudor, su condición de actores políticos, militantes de la derecha neoliberal más recalcitrante. Quién creyera. Pero en verdad, en política todo es posible. No hay duda.

Justamente estas actuaciones contra natura es la que siempre la mayoría de los ecuatorianos ha rechazado. La vieja partidocracia se hundió justamente por su incoherencia, por su absoluta falta de honestidad política y porque se antepusieron las ambiciones personales a los intereses de la mayoría de los ecuatorianos.  Este nuevo proceso electoral que se avecina, ¿será la excepción? Seguro que no. De ahí que este actuar de la oposición lo único que consigue es más bien consolidar la postura de Alianza PAIS y del presidente Correa. Es decir, consiguen el efecto contrario.

René Ramírez tiene razón cuando afirma que “vienen con sed de venganza, luego de 10 años”. Pero esa sed de venganza también ciega. Y quizá eso es lo que está pasando en la oposición. El odio contra el presidente Correa los está cegando.

Lo mismo ha sucedido con los medios de comunicación privados. La forma en que han manipulado el tema de Solca y el de las dos turistas argentinas asesinadas en Montañita es evidente. Los familiares de las dos chicas asesinadas han pedido disculpas y han agradecido a los ecuatorianos por su respaldo. Los medios jamás pedirán disculpas, y ni siquiera rectificarán. Cada vez es más evidente que se violan los más mínimos principios deontológicos y éticos de una comunicación responsable y de calidad. Y del otro lado -hay que decirlo- la comunicación oficial es cada vez más inefectiva. Se ha perdido incluso la capacidad de reacción. Es el propio presidente Correa quien debe subsanar directamente esa nueva debilidad.

Lo cierto es que la percepción de los futuros electores no cambiará por las virtudes de la oposición, pero sí puede cambiar por la situación económica que puede devenir en niveles elevados de desempleo.

Recordemos lo que sucede en otros países de América Latina, y sobre todo a un tema que está muy presente en la población:  la corrupción. No olvidemos que la corrupción no solo carcome la democracia, sino que también tumba gobiernos y entierra candidatos.

De ahí que en el resto del año, la preocupación deberá ser -y de hecho ya lo es- enfrentar al desempleo. Pero también deberá ser el enfrentar con absoluta firmeza al más leve indicio de corrupción. Y además el Gobierno debe dar señales claras de austeridad; hay ministros que han incrementado las comitivas en los viajes y que gastan ingentes recursos en remodelar sus oficinas, por solo citar dos ejemplos. Y eso lo percibe la población. Y se indigna.  

En verdad, no me cabe duda de que la próxima campaña electoral será feroz. A la oposición no le importará acudir a cualquier argucia -de todo tipo- para lograr su gran objetivo: ganar en las próximas elecciones. Es decir, si no es posible la Presidencia, al menos la Asamblea Nacional. (O)

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