Del 13 al 15 de agosto se llevará a cabo el Encuentro Latinoamericano Progresista-Jóvenes en Quito. Encuentro fundamental para que los jóvenes discutan los temas centrales del ejercicio de la política en sociedades como las de América Latina.
Más aún cuando los gobiernos progresistas, posneoliberales, son asediados constantemente por las fuerzas de derecha más conservadoras y sus socios comunicacionales. El rol de los jóvenes en las transformaciones sociales es, sin duda, clave para que las mismas continúen.
No se puede pensar en modificar las estructuras de sociedades injustas si sus jóvenes no se involucran directamente en los procesos. Si no se involucran en la toma de decisiones, en todos los niveles de organización social y política. Solo de esta manera se puede aportar a descentrar ese eje adulto céntrico que gobierna aún las mentalidades de muchos sectores, incluso en algunos sectores progresistas. Los jóvenes deben dejar de ser un tema de discusión y convertirse en un actor activo, no solo espectador, sino un actor movilizador de la sociedad. La derecha viene trabajando en captar al sector de jóvenes del país y de la región como fuerza que impulse su agenda neoconservadora; lo que se convierte en una estrategia sumamente peligrosa porque induce a que estos asuman posiciones que pueden rozar con el fascismo.
La juventud progresista del continente tiene grandes lecciones que apropiarse de este tiempo histórico, único, que vive América Latina. Se requieren nuevas generaciones de líderes y lideresas que sepan con claridad histórica dar continuidad a estos procesos progresistas que vivimos.
Es urgente pensar el cómo de la organización en tiempos de disputa política, en contextos de gran diversidad y diferencia social. Cómo desarrollar estructuras de participación adecuadas para incentivar a la juventud a militar políticamente, a valorar el ejercicio de la política como la tarea ética suprema en sociedad.
Discutir qué tipos de estrategias, acciones innovadoras suceden en el mundo y cuáles se requieren en estos tiempos. La política exige innovación continua, si no los políticos pierden la conexión con los pueblos. Y no se diga los debates de la comunicación política, aquel ejercicio de interconexión e interacción en las comunidades que conforman la opinión pública y su articulación densa con los sistemas de redes sociales existentes.
Son estos contextos que hacen que la política tenga nuevos horizontes, nuevas demandas, nuevas comprensiones y nuevos actores en tiempos muy divergentes. No puede quedar de lado, por supuesto, la formación política.
Formación que todos valoran y exigen, pero que en el momento es una tarea compleja, amplia y que por sí misma es motivo de debates y conflictos por los enfoques teóricos, ideológicos y metodológicos.
En cualquier caso es fundamental la formación, sin ella la acción política sería fría y coyuntural. Por eso el ELAP Jóvenes 2015 es clave, oportuno para comprender y dar luces sobre lo que pasa en América Latina para movilizarse y defender las transformaciones en estas sociedades aún inequitativas e injustas. (O)
