La operación ‘Jericó’, abortada en Venezuela, por acción de la seguridad y su gente, consciente y patriota, no es el fin del proceso sedicioso que atenaza a la patria de Bolívar, desde hace años. Es un capítulo más de la escalada criminal contra la república hermana que transita una vía más justa y solidaria para su desarrollo y progreso y para el ejercicio a plenitud de los derechos económicos civiles, sociales y culturales de los ciudadanos.
El fin de los golpistas movilizados por potencias foráneas es crear situaciones angustiantes y de desasosiego para la población, que estimule descontento en el conglomerado social, para que una opinión pública obnubilada por los medios sustente rechazos hacia la obra revolucionaria chavista. Y en un escenario electoral futuro buscar la derrota del PSUV, apoderarse de la Asamblea Legislativa y desconocer al presidente Maduro, en un ‘golpe blando’, similar al aplicado por la CIA y la derecha viciosa en Honduras y Paraguay.
No obstante, la estrategia imperial va más allá, apunta a tomar para sí la riqueza minera venezolana, asfixiarla financieramente y, con ello, solventar el escenario de ingobernabilidad y desorden social con que la mediocracia hemisférica fantasea y especula, que obviamente aumenta cada día en esa suerte de falacia vil e interesada montada en contra de los regímenes progresistas del continente.
Las tácticas sediciosas contra el pueblo de Venezuela tienen similitudes con aquellas que la reacción fascista usó para abatir al régimen de la Unidad Popular: el crimen político, el desabastecimiento forjado, la intolerancia religiosa, el racismo chauvinista; todo valía para lograr el fin fundamental de las trasnacionales, la lapidación del proyecto liberador y el derrocamiento y muerte de Allende.
La calumnia infame por parte de una prensa desbocada y vendida al interés extranjero fue vital para el éxito del cuartelazo de Pinochet el 11 de septiembre de 1973, por tanto, es inaceptable lo expresado por socialistas chilenos, que a partir de las noticias sesgadas de la prensa mercantilista censuran la prisión del adeco Ledesma -contumaz faccioso-, sin saber la realidad de la Venezuela bolivariana y la conspiración siniestra que se cierne sobre su pueblo. No existe explicación plausible para estas conductas de ‘izquierdistas’ que trocaron la brújula de los cambios estructurales, por la envejecida fórmula de llegar al gobierno compartirlo con la burguesía y alejarse de la ideología.
En Ecuador -no faltaba más- unos ‘revolucionarios’, invocando un pluralismo de ultranza, ante el fracaso de la cita de cinco dirigentes de la tendencia de distintos países para redactar un documento del posicionamiento de estos grupos frente a la situación política de la región, y como aparentemente solo vino uno de los convocados, decidieron invitar a los alcaldes de Guayaquil y Quito, y otros, junto al anfitrión, el prefecto del Azuay, según sus palabras -el mayor izquierdista- para conformar, el ‘frente de oposición’, como lo llamó un diario del puerto; conducente a crear un “proceso de unidad a las elecciones de 2017”. Desde luego, con la derecha, la ultraderecha y los nihilistas de siempre, pues como lo declaró paladinamente el mismo Carrasco: “Hay que dejar de hablar de partidos, doctrinas y construir una apuesta, para fortalecer la democracia”.
Qué tal. Patas arriba. La escuela del mundo al revés, el libro de Galeano, es recomendable para esta ‘izquierda’ de postín. El título del artículo de Ricardo Tello, ‘Las izquierdas de la derecha’, es pertinente. La mezcla planteada solventa que todo es posible cuando la ambición personal invade el raciocinio aun de los cautos. En consecuencia, la frase de Einstein: “La inteligencia tiene límites, la estupidez, ninguno”, frente a actitudes, acciones y palabras de unos jefes, jefazos e hinchas, en la junta efectuada en Cuenca, creo que tiene plena vigencia y actualidad.
