El Ejecutivo envió a la Asamblea la Proforma General del Estado de 2016 por un valor de 29.835 millones que, respecto a la de 2015, representa una reducción de 17.7%. Esta se ajustó en 2.200 millones. Se basa en un crecimiento de 1%, inflación 3.3% y precio del petróleo de 35 dólares. Con la situación crítica de la economía, por shocks externos e internos, este menor presupuesto tiene sus efectos en el nivel de actividad económica, déficit comercial y fiscal.
El déficit fiscal sería de 2.4% del PIB, pero las necesidades de financiamiento público alcanzarían 5.858 millones, que se atenderían con recursos externos. Habría una disminución significativa en gastos no permanentes de 3.300 millones, que son las inversiones (hidroeléctricas) y obras públicas que caen en más del 50%.
Se recortan 3.800 millones en gastos permanentes respecto a los de 2015. La reducción de subsidios alcanza a 2.770 millones, que comprende la baja a subsidios de los combustibles de uso industrial y comercial, al transporte, a la electricidad de los sectores productivos, la eliminación gradual del subsidio al gas, por la operación de las hidroeléctricas, con lo cual se importaría menos combustibles. Se elimina el subsidio del 40% al IESS, se mantiene al ISSFA e ISSPOL. Seguirán los subsidios a la electricidad por el uso y donación de cocinas de inducción, se racionalizaría el bono de desarrollo humano y más subsidio a las viviendas populares. Los gastos en salud y educación aumentan en 15% y 13% respectivamente, priorizando la política social, pero los gastos en personal solo se reducirían en 71 millones por no renovación de contratos.
Los ingresos no permanentes bajan más de 2.500 millones por la caída del precio del petróleo y la fijación en 35 dólares el barril. Los ingresos permanentes (impuestos y otros) aumentan en más de 1.200 millones, principalmente por el crecimiento de las transferencias y donaciones corrientes. Hay que destacar que los impuestos apenas se reducen en 76 millones, lo que hace suponer, aun cuando el crecimiento sería menor, que la presión tributaria se mantendría y que los proyectos impositivos en marcha se aprobarían. Por otro lado, hay que destacar que la reforma tributaria, en épocas de menores ingresos petroleros, resultó fundamental para sostener los gastos del sector público.
Si bien el gobierno supone un crecimiento de 1% para 2016, el FMI pronostica 0.1% basado en un aumento de la demanda interna de 0.3% y del crédito al sector privado de 2%. Prevé un déficit fiscal de 3.7% y el desequilibrio comercial variaría en -0.2%.
El menor presupuesto genera menos nivel de actividad, pero contribuiría a un menor déficit fiscal que, no sería de 2.4% del PIB, sino algo mayor por el pago de indemnización a la OXY (3.7% si paga todo en 2016). Por las menores importaciones del sector público y salvaguardias mejoraría el saldo de la balanza comercial.
El ajuste viene por el lado de la inversión y subsidios, mas no por el tamaño del Estado. El nivel de crecimiento será muy bajo por El Niño y shocks externos. (O)
