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El Telégrafo
César Hermida

El Presidente y los servicios de salud

19 de marzo de 2016

El Presidente ha inaugurado decenas de hospitales nuevos y 54 centros ambulatorios A, B y C. La población dispone hoy de servicios nuevos, impecables, con profesionales y especialistas adecuados, con equipos de última tecnología. Con la prevención y curación de enfermedades, que tanta preocupación y dolencia provocan, se recupera la salud, bien invalorable. En los centros mencionados se soluciona alrededor del 90% de patologías, las que ya no irán a los hospitales, pero no porque sean más caros, sino porque al hospital solo deben ir los casos que requieran diagnóstico o tratamiento especializado, enviados por el médico del ambulatorio que asignaría las camas.

Muy bien por la inversión en servicios curativos nuevos, pero la salud no es solo la ausencia de enfermedad, sino también el bienestar mental y social. Para eso se planteó, desde hace décadas, la Atención Primaria de la Salud (APS), que no es solo la puerta de entrada al servicio médico curativo de ‘enfermedad’. Pero incluso en lo curativo falta construir la Red Integral que pide la Constitución, coordinando (no se diga integrando) el IESS con el MSP.   Tema difícil porque aparecerán los afiliados al SSC o al IESS, o los jubilados, reclamando -por intereses políticos- que son ‘sus’ instituciones porque la financian con ‘sus aportaciones’.

La APS debe ser la base del Sistema Nacional de ‘Salud’, no solo de enfermedad, pues esta opaca e ignora la promoción de la vida sana.

Lo curativo, lo médico, es solo una parte del Sistema de ‘Salud’.  La APS y la promoción de ella (diferente de la prevención) es la verdadera esencia. En nueve años de gobierno las gestiones ministeriales no han logrado desarrollar y explicar al Presidente el concepto integral de salud, interdisciplinario, intersectorial, intercultural.

Nuestra propia concepción de salud la entiende como óptima calidad de vida, satisfacción de las necesidades como derechos, con los principios de solidaridad, ejemplificado con la cobertura universal sin costo, de complementariedad, como conjunción de pensamiento y sentimiento, o la equidad de género, y el de correspondencia, como fortalecimiento de lo público evitando una gobernanza local sin presencia del Estado central. Hay que cuidar a la madre tierra. La vida es sana y colectiva, desde los estilos individuales y los modos culturales, hasta la calidad social que nos haga soñar con un cambio civilizatorio hacia una sociedad de vida austera, con armonía entre los seres humanos y la naturaleza. (O)

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