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El Telégrafo
Jorge Núñez Sánchez - Historiador y Escritor

El niño del terremoto

21 de agosto de 2014

Uno de los peores terremotos sufridos por nuestro país fue sin duda el de Ambato-Pelileo, ocurrido el 5 de agosto de 1949,  y que tuvo una magnitud de 6,8 en la escala de Richter. Además de la ciudad de Ambato, fueron destruidas las poblaciones de Guano, Patate, Pelileo, Píllaro y Santa Rosa, y los efectos de la catástrofe alcanzaron a toda la provincia del Tungurahua y otras cercanas.

A su vez, los efectos sociales de este terremoto fueron tremendos. Los cálculos de José Egred fijan el número de muertos en más de seis mil personas y en 100 mil el de quienes perdieron sus hogares. Según los testimonios recogidos, fueron muchos los que quedaron atrapados bajo las ruinas y no pudieron ser rescatados. Por su parte, muchos sobrevivientes huyeron de esa región de muerte en el primer momento, aunque luego regresaron a ella y se empeñaron en su reconstrucción.

Poco después empezaron a llegar los equipos de ayuda internacional, como hemos relatado en otros artículos anteriores. La misión médica uruguaya vino al mando del doctor Luis Bado y estuvo integrada por traumatólogos, cirujanos e instrumentistas. Mientras estos médicos salvaban vidas, en medio de tan duras condiciones, entre las ruinas de la arrasada Pelileo fue hallado un pequeño niño de 2 años, al que ellos curaron y protegieron. Era uno de los cientos de niños huérfanos recogidos entre los escombros.

Más tarde, al regresar a su país, el doctor Bado llevó consigo a ese pequeño niño del terremoto, al que deseaba adoptar como hijo suyo, mientras el doctor Jorge García Novales hacía lo propio con otra pequeña niña rescatada de entre las ruinas. Ambos niños viajaron al Uruguay con autorización del Gobierno del Ecuador. Luego se iniciaron los trámites para su filiación y adopción legal. Fue así como el pequeño niño, al que sus papeles ecuatorianos identificaban como Luis Yépez, pasó a nombrarse Luis Bado, como su padre adoptivo.

El pequeño Luis creció en Uruguay rodeado del amor de su nueva familia, que lo cuidó y educó de la mejor manera. Más tarde, buscando seguir la línea profesional de su padre y hermana mayor, Luis cursó estudios en el Instituto de Rehabilitación, de Buenos Aires, y se graduó como Técnico Medio en Traumatología y Ortopedia, en Caracas. Hoy es ortoprotesista en el Instituto de Ortopedia y Traumatología de Montevideo, está casado y tiene una familia feliz.

Empero, desconoce el capítulo inicial de su vida y busca reconstruirlo, luchando contra el tiempo y el olvido. Por eso, ha hecho empeños por encontrar sus orígenes familiares e incluso ha viajado al Ecuador con tal fin. Hasta hoy todo ha sido inútil. ¿Será que alguien, en algún lugar de su memoria, guarda todavía un recuerdo, una fecha o un nombre que puedan serle útiles al antiguo niño del terremoto, nombrado entonces Luis Yépez y hoy llamado Jorge Luis Bado Guerrero?

Si es así, por favor escríbale a Lucho Bado, que se lo agradecerá. Su correo es: [email protected].

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