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El Telégrafo
Jaime Galarza Zavala

El fantasma de Roldós

14 de mayo de 2015

El 24 de Mayo se cumplirán 34 años de la muerte del presidente Jaime Roldós Aguilera, su esposa Marta Bucaram Ortiz, el ministro de Defensa Marco Aurelio Subía, la esposa del Ministro y 5 ecuatorianos más, entre pilotos y miembros de la tripulación. El avión fue despedazado en el aire y así cayó, envuelto en llamas.

Desde el primer momento, las autoridades militares y el nuevo presidente de la República, Osvaldo Hurtado Larrea, acogieron y difundieron la novelesca versión de que todo fue un accidente por falla humana, debido al cual el avión se estrelló contra una roca. Como esta versión fue frágil y estuvo plagada de contradicciones y falsedades, ahora la Fiscalía General adelanta una nueva investigación, pues las efectuadas en años anteriores por el prostituido Congreso Nacional jamás concluyeron en nada, mientras manos hábiles y ocultas hacían desaparecer piezas fundamentales, a la vez que menudeaban las renuncias de técnicos, funcionarios y parlamentarios fuertemente asustados por amenazas provenientes de las sombras. Desde entonces, la figura del joven mandatario ronda como un fantasma exigiendo la verdad y la necesaria justicia.

A partir de esa trágica fecha, se han sucedido en Carondelet 11 gobiernos, entre constitucionales, seudoconstitucionales y golpistas, sin que ninguno se haya empeñado en esclarecer aquel enorme suceso, pese a las múltiples y sostenidas versiones de magnicidio, en las que están envueltos dirigentes políticos, altos jefes militares y, claro está, la CIA y sus diversas conexiones criminales, entre las cuales se destaca la Operación Cóndor, que contabilizó 100 mil víctimas entre 1975 y 1989, sumando asesinatos y desaparecidos en varios países latinoamericanos.

En estos 34 años de impunidad, muchos de los principales actores, cómplices y encubridores del magnicidio han muerto o se han esfumado, dificultándose así el esclarecimiento definitivo y la consiguiente sanción de los culpables. Aún más, en el camino fueron quedando nuevos cadáveres de aviadores, soldados y campesinos, en cuyas muertes nadie hizo o quiso hacer luz hasta hoy, condenando a Jaime Roldós a deambular como sombra entre oscuros pasillos oficiales y judiciales.

Ahora surgen nuevos elementos. Según documentos desclasificados en Estados Unidos y recuperados por nuestra Fiscalía, Ecuador entró a formar parte del Plan Cóndor en enero de 1978, es decir pocos meses antes del triunfo y posesión presidencial de Roldós, siendo acogido como Cóndor 7 por esa banda de grandes asesinos que fueron las comandancias de Argentina, Brasil, Chile, Paraguay, Uruguay, Bolivia en aquella época, cuando se concertaron para liquidar líderes y militantes revolucionarios del continente, período que encaja perfectamente en el cual Roldós ejerció su breve mandato, habiendo sido condenado por su política a favor de los derechos humanos y en contra de las dictaduras propiciadas entonces directamente por la CIA y el Comando del Pacífico Sur, establecido en Panamá por los yanquis y al que se subordinaban las comandancias nacionales de la época.

Esto, amén del papel que jugaba de modo notorio y adjunto el Estado de Israel mediante asesorías, venta de armas e involucramiento del Mosad, la CIA de Israel. Si los gobiernos anteriores fueron incapaces, cómplices o timoratos en este drama, hay luces de esperanza de que esta vez se impondrá la verdad. Esto por respeto a las generaciones pasadas y, de modo especial a la juventud de hoy, cuyas espaldas no deben cargar el peso de estos crímenes cometidos en tiempos de repugnante cobardía. (I)

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