Ecuador, 14 de Mayo de 2024
Ecuador Continental: 12:34
Ecuador Insular: 11:34
El Telégrafo
Ilitch Verduga Vélez

"El dolor de la traición y la injusticia"

20 de mayo de 2016

En el libro oscuro de la infamia tendrá una página de indudable relevancia lo sucedido en Brasil, con el juicio político incoado contra la presidenta Dilma Rousseff, maniobra espuria de determinadas e inconfesables apetencias, sustentadas en la perfidia. Los fútiles pretextos esgrimidos para el impeachment adolecen de argumentos lógicos y racionales, y junto a la absoluta vaguedad de los argumentos legales y constitucionales para apartarla de la primera magistratura de la nación, constituyen a un ardid político vil, que hay que analizar en toda su nefasta intencionalidad. Los 55 autores de este acto contra la democracia se han burlado de 55 millones de hombres y mujeres brasileros que votaron en las últimas elecciones por la candidata del PT y muestra ante la faz del mundo el enervante tufo de la traición. La ambición de unos cuantos, para escalar al poder, que le fue negado por la voluntad mayoritaria del electorado, pero que están dispuestos y son capaces de las mayores tropelías contra el pueblo, para reconquistar antiguos mandos y dar cumplimiento a las consignas del imperio.

La ignominiosa puesta en escena del putsch palaciego ejecutado y encabezado por el vicepresidente Temer y sus senadores -algunos investigados por cuentas pendientes en la indagación de la fiscalía- es el primer acto de una tragedia impredecible de América y el orbe. El accionar faccioso de los poderosos propietarios de las grandes entidades productivas y financieras tuvo oído receptivo en los políticos derrotados por Dilma. La mediocracia, volcada en su actividad ruin y cotidiana de desinformación, ha logrado, aparentemente, una victoria parcial y de pírricas características, sin embargo, es una palpable demostración del rencor inextinguible de la burguesía en contra de los trabajadores. La venganza de ciertos magnates empresariales, por haber perdido los subsidios federales, se ha cumplido. Y ahora aspiran a poner una lápida en el bienestar conseguido por los pobres, en los regímenes de Lula y Rousseff, ya lo anunció  el  ‘ministro’ Meirevelles, en el más puro estilo neoliberal. Entre las políticas de shock estará suspender los programas sociales, como ‘Bolsa Familia’, que ayudaba a 12 millones de hogares, de los estratos de población de pobreza extrema.

Pero  los alcances del golpe de Estado tienen connotaciones y ramificaciones impresionantes, que van más allá del ataque sistemático a los movimientos sociales: sindicatos, comunidades eclesiales de base, campesinos sin tierra, en suma, al pueblo humilde  que pronto recibirá la victimización de sus explotadores de siempre. También en el campo internacional, el otro objetivo de los golpistas es solventar un paulatino retroceso en los procesos de integración regional y mundial. Los órganos Unasur, Celac y el Brics -de los cuales Brasil es un puntal fundamental- es posible que sufran un deterioro sustancial, si no media una respuesta firme de todos, en primer lugar, el conglomerado social brasileño, la academia y su intelectualidad. El poder de la verdad jamás engaña a la historia, aun y a pesar de pocos historiadores. Las realidades y  realizaciones de los gobiernos del PT aplastarán los engaños de los usurpadores, la conspiración empresarial-mediática, que utilizaron las especias más burdas en oposición a la presidenta Dilma, ha exteriorizado prontamente su apetito de poder; en primer lugar, por el paroxismo de los legisladores, que votaron por el alejamiento de la mandataria. Y en segundo lugar, por la decisión carnavalesca de provocar el naufragio de la ética política y social. Dilma  Rousseff tiene la razón sagrada de expresar la tortura de “el dolor de la traición y la injusticia”. (O)

Contenido externo patrocinado