Ecuador, 01 de Mayo de 2024
Ecuador Continental: 12:34
Ecuador Insular: 11:34
El Telégrafo
Werner Vásquez Von Schoettler

El desquicio de las élites y otros

06 de julio de 2015 - 00:00

Al triunvirato regional opositor, estacionado fuera de la capital, se le cayó el guion para su “transición democrática”. Ahora qué harán cuando su discurso opositor pierda fuerza sobre todo porque al invocar a prácticas antidemocráticas no han tenido la respuesta esperada por parte de la ciudadanía. Qué decir del Alcalde de Quito que en una actitud incomprensible políticamente se puso, el pasado jueves, en la bandeja socialcristiana. Queda en evidencia el vació político en la conducción de la capital; no hay visión de lo que se quiere para la ciudad, para la capital, y peor para el país.

La estrategia del miedo se va desarmando para dolor de algunos opinadores políticos, incluso algunos autodenominados progresistas, que en su incomprensión social e histórica de lo que ha pasado en el Ecuador de los últimos años, buscan a toda costa que sus proyecciones se cumplan mientras sean otros lo que pongan el cuerpo en las calles. Algunos se dicen intelectuales y su imaginería del conflicto y de una democracia de texto los lleva a posicionarse en favor de un cambio institucional con el argumento de que la institucionalidad misma ha sido minada por el actual gobierno. No se entiende qué doctrinas, autores, libros o folletos leyeron para comprender la democracia, los movimientos sociales, los partidos políticos o lo que significa la ciudadanía.

Algunos parece que no terminan de ser áulicos de viejos maestros que reposan en estanterías carcomidas por la historia. Por otro lado, los críticos, los “militantes” freelance, que apostados en la comodidad de alguna institución académica, pública o privada, lanzan las más profundas miradas de las grietas y los griteríos de sus intenciones de ser guías espirituales de un proceso –por cierto lleno de errores pero que es más lo positivo que lo negativo- y que nos entregan sus generosos análisis de la verdadera realidad inapelable de sus concepciones emocionales mientras los bienes y materiales estén asegurados mes tras mes. El socialismo tiene la capacidad de animar a todos. Pero a algunos los anima en fin de semana a creer que ya están dispuestos a cambiarlo todo pero llega el lunes y buscan calmar sus ansias con alguna reflexión al calor de un café expreso. Otros piden calma y mesura, reposo, no confrontar nada, callar y recibir los chirlazos día a día, sin responder a nadie.

Son aquellos que ya cayeron víctimas del miedo y en pánico esperan que todo pase mágicamente o quizás porque el Papa ya viene. Otros más por ahí, ahora sí saben cómo cambiar las estructuras organizativas e impregnarle sus perfiles en tan fantástica materia maleable. Buscan que primen los nombres más que la organicidad y la ética política. Muchos, no solo opositores de banderas negras, sino de otros colores quieren que nos olvidemos de los proyectos de ley: herencias y plusvalía y vivir tranquilos hasta que todo se acabe electoralmente. Pues no. Lo peor sería actuar así. Esos proyectos tarde o temprano en lo substancial deben ir por el bien de este país. No queremos un socialismo obsoleto, estatista, estalinista, sino un socialismo suramericano, del siglo XXI, donde no hay recetas, solo dignidad, respeto y democracia radical. (O)

Contenido externo patrocinado

Ecuador TV

En vivo

Pública FM

Noticias relacionadas

Social media