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El Telégrafo
Rodolfo Bueno

El burro llama orejudo a...I

01 de junio de 2015

Qué desfachatez, el país más corrupto, y por ende con la justicia más corrupta del mundo, intenta combatir la corrupción en la FIFA. Es posible que en este organismo deportivo la haya, y bastante, eso no se discute, incluso Maradona fue uno de los primeros en denunciarla, el problema es que EE.UU. no tiene ni el derecho jurídico ni el moral para combatirla, porque primero deberían castigar el lavado de dinero de todo tipo que se da en su propia casa, crimen bastante mayor que el que ahora pretenden combatir, para luego perseguir delitos ajenos.

Podrían comenzar, por ejemplo, con los bancos como el HSBC, el segundo banco más grande de EE.UU. y uno de los mayores del mundo, que no fue enjuiciado a pesar de haber blanqueado capitales gigantescos de los carteles mejicanos de la droga e, incluso, de Al Qaeda. Por qué pasó así lo explica el New York Times: “Al Gobierno norteamericano le han vendido la noción de que si se es demasiado grande para quebrar, también se es demasiado grande para encarcelar”.

Pese a que los directivos de este banco admitieron ser culpables y que “aceptaban las responsabilidades de los pasados errores”, el Departamento de Justicia de EE.UU., que llevaba ese caso igual que ahora lleva el de la FIFA, fue advertido por el Departamento del Tesoro y por la Reserva Federal de su deber de proteger a la gran banca de ser procesada por sus delitos y que tomar “una medida tan agresiva” contra el HSBC podría tener efectos negativos para la economía, que eso pondría en peligro y “en última instancia desestabilizaría el sistema financiero global”.

Por eso, el Departamento de Justicia tomó en cuenta “las consecuencias colaterales de un enjuiciamiento que pondría en riesgo los puestos de trabajo de mucha gente, de otras instituciones financieras y que las demás partes abandonarían el banco y se produciría algún tipo de conmoción en la economía mundial”, con lo que la justicia de EE.UU. puso a este banco, y a cualquier poderoso que se dedique a actividades ilícitas, por encima de la ley. A cambio del favor, el HSBC se comprometió a pagar 1,92 millones de dólares, con lo que evitó la ‘pena de muerte’; una verdadera bicoca en comparación con los 7.000 millones de dólares que lavó y en relación a los 22.000 millones de beneficios que este banco obtiene cada año.

Pero no solo el HSBC, sino también la gran banca, que se halla involucrada en el blanqueo de dinero de la droga, salió beneficiada con esta medida, ya pasó antes con el Wachovia, parte del actual Wells Fargo, y con otras instituciones financieras que actúan según un comentarista de The Guardian como “la rama de servicios financieros de los carteles de la droga”. Se cumpliría así una especie de regla: como el lavado de dólares rinde altos réditos y en él se encuentra sumergido todo el sistema financiero mundial, la justicia, especialmente la de EE.UU., se tapa un ojo y cierra el otro para no ver qué entidades financieras, que pululan por doquier en ese país, se dedican a lavar masivamente el dinero de la droga.

Al buen entendedor, pocas palabras. (O)

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