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El Telégrafo
Xavier Lasso

El apagón

28 de noviembre de 2017

El apagón mediático que afecta al Ecuador, y que también ha dejado a oscuras a los fraternos medios públicos, no es otra cosa que un juego de poderes que siempre se inclinará a favor de quien tiene el “switch” a su alcance, interrumpiendo los flujos, corrientes de información según convenga a la tan mentada libertad de expresión que ha sido orgánica a los poderes reales, la banca sobre todo.

A propósito de la llegada de Correa al Ecuador, el incómodo Correa, las proclamas de libertad mediática se han venido, otra vez, al suelo. Ya no cabe más doble discurso.

Se podría decir que en otros tiempos los medios públicos no cubrían las teletones de Nebot, se podría decir. Pero eso no daba para hablar de un apagón como el que hoy vivimos. A Nebot y sus políticas, las teletones elevaban la caridad a categoría de política social, los demás medios, aquellos que le han cubierto siempre las espaldas, hacían unas coberturas extraordinarias, suficientes como para dar a conocer a todo el universo ecuatoriano lo que el alcalde hacía, proponía, decía.

No es, entonces, comparable lo uno con lo otro. Una línea editorial anunciada, compartida con la audiencia debe ser aplicada aunque pueda, incluso, generar confusiones. Una línea editorial que desvela no darle mayor importancia a la farándula, a los concursos de belleza, a la llamada crónica roja o a los negocios despiadados de determinados empresarios “deportivos”, se presta a reparos iniciales que, en todo caso, invitan al debate, discusión necesaria en una sociedad muy entumecida con mucho más propaganda que información.

El ajedrez informativo, como el que nos ha propuesto mi compañera Carla Maldonado de este diario, edición del domingo 26 de noviembre, ladea mucho las lecturas porque solo usa fuentes que despreciaron desde siempre a Rafael Correa. No arma un contexto y tampoco da cuenta de lo sucedido, más bien lo oculta, con la reciente aparición de Correa. Al final la nota luce más repleta de adjetivos que de elementos para la reflexión.

Dijimos, y lo dicho es compromiso ineludible, que en la compleja construcción de unos medios públicos, que deben sobre todo mirar a la ciudadanía, mucho menos a los consumidores, nos empeñaríamos en incluir a todas las voces de la abigarrada sociedad ecuatoriana; no solo a las voces de una sola tendencia, aunque se crea que lo anterior fue pura propaganda. 

Casi ni una línea de información; sí mucha opinión. La política es mucha pasión, y eso está bien; la información debe apostarle más a la veracidad, y eso estaría aún mejor. (O)

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