Los ecuatorianos pueden enorgullecerse del éxito alcanzado por sus mujeres en todos los campos de la vida. Mucho ha cambiado en el país gracias a la lucha de una pléyade de valientes, inteligentes y hermosas damas que el siglo pasado dedicaron sus vidas para la conquista de buena parte de las condiciones sociales existentes. Alba Calderón, Isabel Herrería, Ana Moreno, Dolores Cacuango, Nela Martínez, Dora Durango, Luisa Gómez de la Torre y muchas otras más fueron seres de una riqueza espiritual envidiable en cualquier parte del mundo.
Ecuador fue tal vez el país de América Latina donde la aceptación a Hitler y su Tercer Reich se manifestó con más fervor. Gobiernos locales y nazis se entendían de maravilla, algo a lo que estas mujeres se opusieron convocando al pueblo a luchar por la libertad. Vivieron su juventud cuando, debido a la favorable predisposición de los gobiernos de entonces, el nacionalsocialismo empezó a influenciar directamente en los ecuatorianos de esa tendencia, que organizaban por las calles del país marchas masivas en las que se entonaban loas y cánticos a esa ideología.
El nazismo tuvo presencia en Ecuador desde 1929, aunque su consolidación solo se dio a partir de 1934, cuando fue fundada en Alemania la Organización para el Extranjero, AO, cuya tarea era unificar a los alemanes en el extranjero. A partir de esa fecha, y gracias a la favorable predisposición de los gobiernos de la época, el nazismo empezará a influenciar directamente en los ecuatorianos de origen no germano, que tenían tendencia por las ideas nacionalsocialistas y fascistas.
En Ecuador, Walter Giese será el “Führer” de los nazis. En aquel entonces fue condecorado por el gobierno de Mosquera Narváez con la “Orden Nacional al Mérito en el Grado de Caballero”, distinción dada “por servicios especiales al país”. Esta condecoración fue entregada por el canciller, Julio Tobar Donoso, quien a su vez había sido condecorado por el Tercer Reich con la “Gran Cruz de la Orden del Águila Alemana”.
Nela Martínez escribe sobre lo que pasaba en su juventud algo que pudo ser suscrito por todas sus camaradas: “Dentro del gobierno... cobran vigencia los métodos nazis de represión… Se ponen pues a la orden del día la persecución, la cárcel, los confinamientos, las torturas, las prohibiciones para frenar o destruir el Movimiento Anti-Nazi… La vieja superchería anticomunista... volvió a ser valedera para el liberalismo en el poder. Los militantes antifascistas que luchaban por la paz, en contra de la guerra, experimentaron los tormentos que sufrían, en aquella época, los patriotas en cada país ocupado”.
Pero a pesar de la represión de la dictadura de Arroyo del Río, las ideas de estas patriotas triunfaron con la Gloriosa Revolución del 28 de mayo de 1944, cuando en Guayaquil, el Ejército y el pueblo se tomaron el Cuartel de los Carabineros.
Desde esta columna se rinde homenaje a estas valientes mujeres que además fueron esposas dignas, madres ejemplares y leales combatientes por la democracia.
¡Viva el 8 de Marzo, el Día Internacional de la Mujer!