Muchos amigos extranjeros que viven en Ecuador se muestran sorprendidos por la respuesta masiva, espontánea y generosa que dieron los ecuatorianos ante el terremoto del 16 de abril. “Es una lección para el mundo la solidaridad de los ecuatorianos”, me dijo uno de ellos. A otro le impresionó ver cómo, en forma inmediata, no solo que acudieron con donaciones y ayuda, sino que todos querían ir para apoyar en lo que sea necesario en la propia zona cero.
Sin duda los ecuatorianos somos esencialmente generosos y solidarios. Siempre estamos para socorrer y ayudar. Para dar una mano, o las dos, a quien lo necesite. En verdad, la mayoría de los ecuatorianos somos gente buena. Además, honesta y trabajadora. Y en las horas más difíciles, como el terremoto, aflora esta condición humana. Lo que ahora mismo sucede en las zonas afectadas es una prueba de ello.
Sin embargo, de a poco, los intereses mezquinos y esa vieja -y despreciable- forma de hacer política pueden más en ciertos sectores minoritarios.
Pretenden aprovechar la ocasión para obtener réditos políticos. Y desean a toda costa que los trabajos de ayuda y reconstrucción fracasen para afectar al Gobierno y al presidente Correa, sin importarles en lo mas mínimo las situación de los afectados por el sismo.
Es por ello que a la hora de contribuir, con apenas un 2% del IVA y de modo temporal, el empresariado ligado a la vieja clase política y a medios de comunicación privados ponen -literalmente- el grito en el cielo. Son incapaces de contribuir, como la mayoría de los ecuatorianos, ante una situación de emergencia. Del mismo modo que son incapaces de asumir su responsabilidad social y poner los intereses del país por sobre sus intereses particulares. Lo mismo sucede con los medios de comunicación comerciales, empeñados en generar en la población confusión y descontento respecto a las medidas adoptadas. Se elaboran reportajes con la elevación del precio de las gasolinas, aun sabiendo que el aumento del IVA no afecta a los combustibles; y reportajes sobre las consecuencias del aumento del IVA en la frontera sur, aun sabiendo que la medida no afecta a los productos de primera necesidad.
La oligarquía, que ha medrado siempre del país, no tiene el más mínimo sentido de solidaridad y peor de velar por el bien común. La patria no existe, el lugar natal es apenas un territorio para hacer negocios y obtener ganancias. Por ello, sus dineros y propiedades están en paraísos fiscales. Y una vez que han sido revelados, a través de los ‘Papeles de Panamá’, produce en ellos más odio contra el Gobierno y el presidente Correa.
Lo penoso es que ciertos sectores autodenominados de izquierda coincidan con ese empresariado oligárquico y retardatario y busquen, incluso, sentarse en la misma mesa como su única opción política de cara a las próximas elecciones.
Mientras tanto, una gran cantidad de hombres y mujeres seguirá trabajando, duro y fuerte, para levantar las provincias afectadas. Cada uno contribuyendo con lo que tiene, poco o mucho, pero de modo generoso y solidario. La mayoría de ecuatorianos aportará con gusto el 2% del IVA, y lo que sea necesario, como lo ha hecho ayer y como lo hará mañana.
De ahí que es imprescindible que el Gobierno Nacional haga uso de esos recursos con oportunidad, eficiencia y absoluta transparencia. (O)
