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El Telégrafo

Dualidades y dicotomías

12 de mayo de 2013 - 00:00

Mientras la ciencia occidental en su afán de análisis trata solo de dividir, creyendo que el estudio de las partes lleva a la comprensión del todo, la sabiduría ancestral exige mirar siempre de manera holística, pues el todo es siempre más que la suma de las partes. Frente a la dicotomía, la dualidad que es complementaria, en la cual dos entes se juntan para producir un tercero. La persona humana es dual, es cuerpo y alma, entendida ésta como la subjetividad del pensamiento, los afectos, las emociones.

La dicotomía, de acuerdo a la real Academia, viene de “cortar”, separar, es la “división en dos partes de una cosa”. En los 500 años de la época moderna, después del Renacimiento del siglo XVI, se produjo, con el individualismo de Descartes, la dicotomía en el siglo XVII. La medicina optó por la dicotomía de la persona humana, y se quedó con el cuerpo dejando el alma en manos de la religión. Se entendió que el cuerpo era una “máquina” maravillosa, y se dejó a la ciencia “desalmada”. La ciencia formaría desde entonces médicos en las universidades para atender a los enfermos, y la religión continuaría formando sacerdotes en los seminarios, para que sigan atendiendo, con las monjas, el alma de los pacientes en los mismos hospitales.

Pero la gente retuvo el dualismo, pues mientras la clínica nació y progresó sobre descubrimientos individuales de patologías y terapéuticas sustentadas en evidencias biológicas, los pacientes continuaron implorando a fuerzas sobrenaturales para su curación. En este sentido las concepciones ancestrales duales, difíciles de comprender y asimilar para la ciencia occidental, no lo son para la gente común, que ante las dolencias, enfermedades y traumas, aunque se las trate con alternativas médicas, continúan acompañándolas con imploraciones en Lourdes o Fátima, en Europa, y en el Quinche o el Cisne en Ecuador.

La ciencia médica occidental resulta reduccionista al preocuparse exclusivamente de la enfermedad del cuerpo biológico individual, como la religión al negar las cualidades y placeres del mismo cuerpo.

Los científicos reduccionistas proponen incluso, olvidando las realidades subjetivas, doctrinas basadas exclusivamente en genes y moléculas. En este escenario parece importante atender a las concepciones complementarias duales de un pensamiento sistemático que incluya la conciencia y las cualidades subjetivas, afectivas y emocionales, que también deben ser materia de la investigación científica de las evidencias.

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