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El Telégrafo
Jorge Núñez Sánchez - Historiador y Escritor

Dos guarandeños en Carabobo

07 de agosto de 2014

Las luchas por la independencia rubricaron con sangre la hermandad hispanoamericana. Así, nuestro país recibió la generosa presencia de combatientes de países hermanos, algunos de los cuales entregaron la vida por nuestra libertad, pero de aquí salieron también numerosos luchadores que combatieron con valor heroico por la libertad de otros pueblos del continente.

Dos guerreros formidables de la independencia fueron los hermanos José Francisco y Juan Pablo Farfán, nacidos en Guaranda e hijos de Manuel Ambrosio Farfán y Juana Josefa Lezama.

De José Francisco se sabe que nació en 1782 y que muy joven viajó a la Nueva Granada junto con su hermano Juan Pablo, probablemente integrando la caravana de comercio que transportaba anualmente los fondos para la defensa de Cartagena. Se sabe también que ambos se quedaron por allá, trabajando como comerciantes en la ruta de Honda, hasta que se iniciaron las primeras luchas por la independencia, a las que se adhirieron con entusiasmo.

Más tarde, los dos hermanos emigraron hacia Venezuela, a consecuencia de las persecuciones del ‘pacificador’ español Pablo Morillo. Y allá se integraron al ejército llanero de José Antonio Páez, en el que ambos ganaron por su valor el grado de capitán. Con Páez hicieron las campañas del Arauca (1816), del Centro (1818) y de los llanos de Apure (1819).  

En este última, Francisco fue uno de los 150 lanceros que arrasaron con el ejército español en la batalla de las ‘Queseras del Medio’ (3 de abril). Entonces era teniente coronel y de ahí nació su nombre de ‘Centauro de las Queseras’. Esa acción le ganó también la condecoración de la Orden de los Libertadores de Venezuela.

En 1821 combatió con valor heroico en Carabobo y en 1823 tuvo papel protagónico en la toma de Puerto Cabello, donde cumplió la orden de tomar las baterías españolas de la fortaleza y se ganó con ello el grado de coronel.

Francisco era un hombre de casi dos metros de alto, de una fuerza hercúlea y un valor indomable. Pero era también un bolivarista apasionado y un líder popular. Por eso, cuando Páez separó a Venezuela de la Gran Colombia e impuso el gobierno de una oligarquía conservadora, Francisco y su hermano Juan Pablo se levantaron en armas en protesta por los abusos oficiales contra los antiguos soldados, a los que los mandones les negaban las tierras ofrecidas a cambio de su lucha.

Al fin, Páez tuvo que salir con su ejército a enfrentar a las fuerzas de los Farfán, que lo derrotaron al principio, pero luego fueron vencidos por él en Payara, donde murió Juan Pablo (1837). Francisco escapó a la Nueva Granada, país en el que luego combatió también al gobierno. Regresó otra vez a Venezuela, donde se piensa que murió hacia 1841.

Al escribir sus memorias, José Antonio Páez, ya anciano, escribió: “Francisco Farfán, de los centauros de la sabana, coronel. Lo expulsé varias veces, varias veces pensé fusilarlo, nunca lo hice. Hacían falta valientes para hacer la independencia y él era un valiente”.

El nombre de Francisco Farfán figura entre los héroes de Carabobo y está grabado en el conjunto monumental del mismo nombre.

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