La actual mandataria reelecta inició su carrera política a los 17 años, en la organización revolucionaria marxista Política Operaria (Polop). En 1964, durante su paso por la Universidad Federal de Minas Gerais, donde estudiaba Ciencias Económicas, participó activamente en la resistencia a la dictadura militar que había derrocado -con el apoyo del Gobierno de Estados Unidos y de los medios de comunicación- al presidente constitucional Joao Goulart.
En 1967 ingresa al Comando de Liberación Nacional (Colina). A partir de 1969 forma parte de Vanguardia Armada Revolucionaria-Palmarés (VAR-P). Las dos organizaciones optaron por la lucha armada contra la dictadura. Su liderazgo la llevó a trabajar como enlace entre VAR-P y los sindicatos. En 1970 es detenida en Sao Paulo y llevada hasta las instalaciones de la ‘Operación Bandeirantes’, en donde fue torturada durante 25 días. Luego es trasladada al penal Tiradentes. Sale de la cárcel en 1973 y se establece en Porto Alegre, donde reanudó sus estudios de Economía. En 2001 se incorpora al Partido de los Trabajadores (PT).
En 2003, durante el gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva, es nombrada ministra de Energía; desde allí realiza una excelente gestión que logra diversificar la matriz eléctrica, conectando a 2 millones de hogares mediante el programa ‘Luz para Todos’. A partir de 2005 pasó a ocupar la Jefatura de Gabinete. Impulsa los programas sociales del PT y se destaca por su inteligencia, energía y pragmatismo.
En febrero de 2010, durante el cuarto Congreso del PT, Dilma fue electa como candidata para las elecciones presidenciales. En la contienda electoral venció al candidato del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), José Serra, con el 56% de los sufragios.
Dilma llega a su segundo mandato luego de importantes avances en la lucha contra la pobreza, el hambre, la desigualdad, la exclusión. Así lo reconocen varios organismos internacionales. El programa de gobierno para esta nueva etapa tiene relación con la reforma del sistema político y electoral de Brasil, para resolver las distorsiones del modelo representativo y profundizar la participación popular. Descentralización de los servicios públicos. Fortalecimiento de los programas sociales ‘Bolsa Familia’, ‘Más Médicos’, ‘Luz para Todos’, ‘Mi casa, mi vida’. Mayor inversión en las áreas de salud y educación con recursos provenientes de Petrobras, convertida en la institución palanca para el desarrollo social. Rescate de la memoria histórica de los brasileños en su lucha contra la dictadura.
En cuanto a la política exterior, se continuará con el fortalecimiento de relaciones con África, Asia y el mundo árabe. Se seguirá trabajando para la integración regional, mediante el fortalecimiento de Celac, Unasur, Mercosur. También se contempla la continuación de la participación del bloque Brics, como eje fundamental de un mundo multipolar.
Dilma -mujer valiente, con un pasado insurgente que la enorgullece- el 26 de octubre de 2014, luego de que el organismo electoral le declarara triunfadora, enfatizó: “Amado Brasil: tu hija, una vez más, no huirá de la lucha”.
El triunfo es del pueblo brasileño, de los 40 millones que salieron de la pobreza. Los perdedores son los neoliberales y los medios de comunicación a su servicio.
