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El Telégrafo
Eduardo Jurado

Destrucción creativa

08 de diciembre de 2017

Época de incertidumbre, de cambios incesantes, de transformaciones profundas, y competitividad. La tecnología, la demografía, nuevas formas de producción y de intercambio amenazan el empleo. ¿Estamos cambiando tan rápido y de tal manera que podamos adaptarnos a las nuevas realidades? La respuesta es no. Frente a un problema de estancamiento o de falta de competitividad, algunos proponen iniciar la brutal tarea de mandar gente al desempleo. Hacer recortes en el denominador solo destruye vidas, hogares y comunidades y no resuelve el problema. La buena noticia es que podemos ser creativos y mediante un conjunto sistemático de incentivos, actuar sobre el numerador en lugar de tomar el bisturí y realizar incisiones en el denominador.

Basta con ver dónde están las oportunidades e innovar.

Las economías basadas en los factores -o en la escasez- se limitan a producir bienes tangibles, mientras que las basadas en el conocimiento -o en la abundancia-, gracias a la digitalización, producen, además de tangibles, bienes intangibles, aquellos que el ciudadano puede crear, entregar o realizar de forma inmaterial.

La creatividad es un elemento sustancial en la era del conocimiento. Innovar no es inventar, sino tomar elementos que ya existen, desmaterializarlos y combinarlos de manera distinta para satisfacer una necesidad actual o futura. Joel Mokyr, en La Palanca de la Riqueza, agregó nuevos elementos sobre el cambio tecnológico como mecanismo de transformación. Hizo explícita la diferencia entre invención e innovación, poniendo en primer plano el hecho de que son actividades complementarias más que sustitutivas.

Joseph Schumpeter, en sus investigaciones sobre el ciclo económico, destacó la importancia del empresario en la innovación e introdujo el concepto de destrucción creativa o el proceso de transformación que acompaña a la innovación. Ambos coincidieron en que la complementariedad entre invención e innovación es la razón por la que solo pocas sociedades son creativas tecnológicamente.

Lamentablemente seguimos anclados en los factores, inculcando la mentalidad de escasez, formando especialistas en denominadores en una economía cada vez más caracterizada por la abundancia y por la innovación. Ante las nuevas realidades, es imprescindible un cambio de mentalidad, abrazar la incertidumbre y hacer más con menos. Para aumentar el numerador solo hay que innovar. (O)

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