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El Telégrafo
Padre Pedro Pierre

Desentrañar la realidad

08 de abril de 2015

Lo propio del ser humano es tomar conciencia de que existimos para una misión: hacer nuestro mundo más humano. La comparación del árbol con su tronco y unas tres ramas principales nos ayudará a entender mejor cómo lograrlo.

La primera gran rama se refiere a los bienes de la tierra que sirven para nuestra alimentación, vestimenta, seguridad y bienestar en general. Mediante el trabajo logramos producir, transformar, comercializar, inventar… El dinero es el resultado de estas actividades. Nos organizamos para el compartir de los bienes materiales: esto se llama la economía. Las cosas se complican cuando unos empiezan, por una parte, a acumular bienes y adueñarse de los medios de producción, transformación, comercialización e invención. Los ‘no propietarios’ pasan a ser muchas veces esclavos. Esto contradice al derecho fundamental de todos a tener acceso equitativo a los bienes del planeta que son propiedad colectiva de todos. El camino para una mayor igualdad y equidad es que nos apropiemos individual y colectivamente de los medios de producción, transformación, comercialización e invención.

La segunda rama tiene que ver con nuestra convivencia. No podemos vivir sin organizarnos: Esto se llama la política, es decir la construcción de una organización social armoniosa entre las personas y los grupos humanos que constituyen un país. Esta organización política tiene dos componentes principales: por una parte, las instituciones estatales y, por otra, las organizaciones sociales. Para un buen funcionamiento de un país, estas dos entidades deben colaborar de manera autónoma: esta colaboración se llama ‘democracia’, o sea, ejercicio colectivo del poder. Redactan la Carta Magna que es la máxima autoridad de la nación. Las instituciones del Estado son conformadas por cinco poderes independientes unos de otros: el Ejecutivo, el Legislativo, el Judicial, el Consejo de Participación Ciudadana y el Poder Electoral. El desorden proviene de la ideología capitalista que asume el Gobierno porque nos hace individualistas, consumistas y pasivos. Cambiará cuando decidamos organizarnos mejor y participar más directamente en la política.

La tercera rama es la de las ideologías, o sea, el conjunto de los proyectos que organizan la economía y la política. Aprendemos estas ideologías en cinco espacios: los centros educativos, los medios de comunicación, la vida cultural, las religiones y los partidos políticos. Nos capacitan -deberían capacitarnos- para formarnos en economía, política e ideología. No los hacen principalmente porque son los ricos que controlan estos espacios para mantenernos en la inconsciencia, ignorancia, pasividad y sumisión, especialmente mediante la televisión. Nos falta conciencia crítica, participativa y organizada para aprender a expresarnos, tomar iniciativas para que se respeten nuestras opiniones, adueñarnos de la educación, de los medios de comunicación, de los partidos políticos, de las Iglesias, sean ‘de los pobres y para los pobres’…

Todo esto lo encontramos en la Doctrina Social de la Iglesia. (O)

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