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El Telégrafo
Leonardo Vicuña Izquierdo

Década de grandes relaciones

18 de enero de 2017

Se cumplieron 10 años de gobierno de la Revolución Ciudadana, toda una década de grandes realizaciones. Se avanzó en todos los campos, en especial en lo siguiente: se institucionalizó el cambio permanente, desde la recuperación de la soberanía nacional y la aprobación de la Constitución más avanzada de todos los tiempos, junto a leyes importantes para instrumentarlo. Se recuperó el petróleo, y sus ingresos, con precios favorables, junto a nuevos recursos de origen tributario y créditos externos de fuentes alternativas no tradicionales, fueron bases reales para una etapa hasta 2014 de crecimiento sostenido y mejoramiento de las condiciones de vida de la población.

La política económica se la manejó con orientación productiva y de contenido social, independiente y soberana, con base en nuestros recursos y prioridades, sin el tutelaje y presiones del FMI, con un rediseño del PGE que alentó la inversión, ponderó el pago el servicio de la deuda externa en justos términos, contratando nueva deuda y renegociándola en función del interés nacional; en contrario a las políticas entreguistas y corruptas de la partidocracia, al servicio de la banca y el gran capital. La reactivación productiva ha sido una realidad.

Con ella mejoró el empleo, se redujo la pobreza y se inició el proceso de desconcentración del ingreso; la capacidad adquisitiva mejoró en forma sostenida, al igual que los niveles y calidad de la salud, educación y seguridad social; se dio un fuerte incremento de la construcción de vivienda social y mejoró sensiblemente el IESS, su cobertura y la cantidad de asegurados (afiliados). Su banco, el Biess, inyectó una buena cantidad de recursos financieros a la economía y a mejorar los servicios para mejorar la vida de los afiliados.

Como nunca antes se fortaleció la infraestructura, en especial en los sectores vialidad, petróleo, hidroelectricidad, salud y educación, lo que posibilita el proyecto de construir la nueva matriz productiva, con base en la nueva matriz energética, que alentará el desarrollo industrial diverso, junto al fortalecimiento tecnológico y del conocimiento.

La defensa del medio ambiente y las políticas productivas amigables con la naturaleza han sido parte importante del modelo. Se proclamó una política internacional firme y patriótica, participando decididamente junto a América Latina, impulsando una política de integración solidaria. Por ello se fortaleció Unasur y Celac, y se ha tenido presencia y palabra soberana, respetable y digna, en comunidad de criterios y acción con los países de la Alba, en la OEA, ONU y las ‘cumbres’, por un nuevo orden mundial, de paz y amistad, búsqueda de un mundo multipolar, sin el hegemonismo de EE.UU., de respeto a los principios del derecho internacional.

El nombramiento de Rafael Correa como presidente del G-77 + China es un claro reconocimiento a esta posición. Como nunca se institucionalizó, desarrollando, ampliando y modernizando la democracia; se avanzó, aunque no a los ritmos requeridos, en la organización del poder popular y la construcción del Estado democrático. Se ha respetado a las nacionalidades indígenas y reconocido sus derechos al igual que a otras minorías étnicas, cuya presencia en la vida económica, social y política se ha fortalecido, a pesar de sesgos y campañas mediáticas que buscan confundir.

Estas realizaciones han sido interferidas en los últimos años por la pérdida de unos $ 10.000 millones de ingresos petroleros y los efectos del terremoto, que provocaron recesión y desempleo. Frente a ello se aplicaron medidas y aprobaron leyes urgentes que han dado resultados positivos y se espera ya para 2017 un crecimiento del 1,4% del PIB. Al nuevo gobierno, seguro que de Lenín Moreno, le toca defender los logros, ajustar los planes, combatir con fiereza la corrupción y profundizar, con acuerdos y flexibilización política democrática, la RC. (O)

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