La desaceleración de la economía China y las medidas que está tomando afectan a los países latinoamericanos reduciendo su crecimiento y empleo. Además, la caída de las bolsas asiáticas y la posible alza de la tasa de interés por la FED configuran un panorama incierto para la economía mundial.
China, que creció a una tasa de 2 dígitos, está en una etapa de desaceleración de su economía afectando al mercado de commodities, reduciendo la demanda de materias primas y productos básicos de América Latina. Devaluó el yuan y con la apreciación del dólar, las monedas latinoamericanas se han depreciado generando efectos inflacionarios en dichos países. Además con una política monetaria expansiva, el Banco Central ha inyectado liquidez para fortalecer a bancos, canalización de créditos y baja de tasa de interés. Sin embargo, los datos recientes muestran caída en su producción manufacturera, lo que pronostica un crecimiento menor al 7% proyectado.
Las dudas sobre la economía china provocaron la caída de las principales bolsas de valores del mundo. Ahora, las autoridades chinas, analizan rediseñar su estrategia de desarrollo orientándola más hacia adentro. La desaceleración china, el escaso crecimiento de la UE, las dudas de la recuperación de EE.UU. y la debilidad de los países emergentes podrían frenar la economía mundial.
Brasil, que está en recesión, es afectado por la caída de sus exportaciones a China. Con déficit fiscal e inflación a la alza, la Presidenta, a pesar de la crisis política, aplica una severa política de austeridad que incluye la eliminación de 10 ministerios, reducción de cargos de confianza, disminución de gastos administrativos, etc.
En el caso del país, fuera de las exportaciones petroleras, la desaceleración china tiene poco impacto sobre las exportaciones no petroleras ya que, al I semestre de 2015, solo fueron el 4,2% de las exportaciones totales. Pero las importaciones, desde ese país, fueron 18,5%, que provoca un déficit comercial de 1.250 millones, que aumenta el déficit comercial total del país. Por ello, hay que negociar para venderle más y reducir el déficit. Podría haber restricciones en financiamiento.
Lo más preocupante, para nuestro país, es que el lunes pasado el precio del petróleo, referente para el país, cayó a $ 38. Debido a la menor demanda y exceso de oferta, los precios seguirán cayendo, lo que significaría mayor déficit comercial, déficit fiscal y menos dólares. Es hora, siguiendo el ejemplo de Brasil, de austeridad y menor gasto público (Ministerios Coordinadores, organismo planificador, proyectos nuevos, asesorías, viáticos, EP, etc.), se priorice el gasto social, inversión pública, rentabilice EP; celebrar acuerdos y alianzas para incentivar la inversión privada, efectivo apoyo a PYMES, economía popular y solidaria, más aliento a exportaciones, construcción y turismo externos. Los shocks externos continúan. Es hora ya de un plan, mayor ajuste para reducir los desequilibrios, revisar subsidios, rediseñar la estrategia económica y prever 2016. (O)