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El Telégrafo
César Hermida

De economía y política

30 de enero de 2016

Hay quienes creen que si el actual Presidente no tuviera el temperamento que tiene, no hubiera logrado hacer lo que ha hecho. Pero ese temperamento es justamente la razón del odio de sus opositores. Como economista ha manejado bien dicho campo, pero, paradójicamente, entre las críticas de hoy se le atribuye la causa de la crisis económica, generada por la caída de los precios del petróleo y la apreciación del dólar. Se dice que no ahorró para estos momentos difíciles (¿dejando de construir escuelas, hospitales, plantas eléctricas, carreteras?), y que “despilfarró” el dinero del Estado, refiriéndose, obviamente, al “gasto social” que ellos quisieran no existiera (porque es una magnífica vertiente productiva de la actividad privada).

Un sensato antiguo partidario es ahora opositor porque cree que el Presidente ha optado por el neoliberalismo (al enfrentar la crisis con inversión minera). Un político antiguo, exburócrata en este gobierno, ahora es enemigo acérrimo (pues regresó a los activos movimientos radicales de la conspiración y el modus vivendi intrascendente en el que lograban paupérrimos porcentajes electorales). Una dama que desempeñaba un alto cargo en el Gobierno se ha vuelto opositora desde que lo dejó (y critica la gestión gubernamental incluso repitiendo insinuaciones de corrupción que nunca precisa, peor denuncia). Un funcionario jubilado que se reintegró a trabajar y dar aportes en la institución pública, igualmente, desde que dejó nuevamente el cargo, se tornó enemigo del régimen (criticando, ahora, los defectos y errores de dicha institución).
   Los grupos políticos se dividieron, los miembros oficiales de los partidos socialista y comunista, muchos del grupo Alfaro Vive, organizaciones indígenas, están con el Gobierno, mientras los disidentes y otras alas, en la oposición, estos asegurando, obviamente, que el Gobierno es de derecha, aunque ellos mismos no tengan ningún reparo en juntarse con los actores ciertamente de la derecha más recalcitrante.

Los medios públicos dan la versión optimista, los privados, como siempre al servicio de la derecha, se encantan propiciando la oposición, fomentando y tejiendo, con los hilos de su ideología, los temores sociales y económicos. En cada orilla se ven y señalan los defectos de la otra, cada orilla dice ser la honesta y tener la verdad. La lucha es ideológica, permanente, las razones de esta lucha son políticas, sustentadas en el fondo por las económicas.   Es la economía y la política, es la economía política. (O)

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