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El Telégrafo
Ilitch Verduga Vélez

Cuba, justa, triunfadora y solidaria

12 de junio de 2015

La insurrección popular, conducida por Fidel Castro, desde su triunfo, en enero de 1959, contó con el amor del continente y del planeta. Junto con la admiración y simpatía por la gesta insurgente nació un espíritu vigoroso de fraternidad para Cuba, en todas partes. Organismos comprometidos en la solidaridad con la nación cubana frente a agresiones maquinadas por 56 años por el poder del Norte “revuelto y brutal” como decía Martí. Y es que durante más de medio siglo la isla caribeña ha sufrido, resistido y vencido conspiraciones y acciones criminales, organizadas entre otras desde el enclave faccioso de Miami con costo de vidas de patriotas y ruina material apreciable para todos.

En la alta lista de las actividades subversivas contra el pueblo cubano se encuentran: el terrorismo sistematizado financiado por agencias de espionaje de la potencia hegemónica; la invasión venal  derrotada en Playa Girón, en abril de 1961; la crisis de los misiles  de 1962 cuando la especie humana estuvo a punto de desaparecer por una guerra nuclear; y con certeza la mayor y alevosa de todas las acciones imperiales, el bloqueo económico y comercial a la mayor de las Antillas. La media centuria transcurrida desde la victoria revolucionaria sobre el ejército de la tiranía de Batista -cuerpos represivos entrenados y asesorados por el pentágono- ha sido de una constante y osada lucha del Estado isleño por prevalecer y salvar las conquistas revolucionarias fundamentales.

Pero a pesar de estos obstáculos formidables impuestos por la potencia militar mayor del orbe que generaron  el sufrimiento de la población, especialmente de los más vulnerables, durante el ‘período especial’, agravados por la caída del campo socialista europeo y la implosión de la Unión Soviética, generaciones de cubanos luchan, trabajan, estudian, triunfan como lo hicieron, quienes los precedieron, manteniendo incólume su pabellón nacional y compartiendo con sus hermanos del Tercer Mundo: ciencia, tecnología, arte, deportes, cultura, en suma, el conocimiento logrado que es viga maestra en la arquitectura del socialismo creando institucionalidad distinta, tales como los comicios para elegir autoridades, añeja exigencia de la ‘democracia representativa’.

Nuestro gran Alfredo Pareja, alguna vez, durante los períodos terribles de las dictaduras genocidas en el Cono Sur y Centroamérica, que inexplicablemente contaban con la simpatía del ala oeste de la Casa blanca, escribió: “Cuba se esfuerza por democratizar su revolución en elecciones locales hechas con libertad con un sistema novedoso y eficaz”. Hoy, nuevamente, esta república gloriosa ha superado el gran obstáculo del rompimiento de las relaciones diplomáticas con EE.UU. y estoy cierto que, más pronto que tarde, el embargo infame que padece -el más prolongado en la historia de la humanidad- terminará, en beneficio de los dos países separados físicamente por 80 millas.

Es evidente que el coraje, la sabiduría, la prudencia del régimen y pueblo cubano son los factores cardinales de la actual coyuntura  política diplomática exitosa que normaliza vínculos con Estados Unidos y que es un laurel para la paz en la Tierra, un mentís a los halcones de guerra emboscados en la embriaguez ritual  del belicismo. Asimismo, este logro de entendimiento y de cordura es de América Latina, que desde siempre ha estado al lado de Cuba con sus ciudadanos, y ahora en el cambio de época, sus gobiernos, aunque de visiones ideológicas disímiles, son sustento estratégico del proceso de esos hechos con implicancia histórica. El fin de la guerra fría en nuestro hemisferio culminó. Ojalá para siempre. (O)

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