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El Telégrafo
Ilitch Verduga Vélez

Corte Interamericana de DD.HH.

31 de julio de 2015

En estos días de agitación sediciosa, en algún canal de la TV mercantilista, un buen señor que preside una de las sociedades de jubilados expresó: “Ojalá no caiga en  manos del doctor Pazmiño”, ateniéndose a la futura denuncia ante la Comisión de DD.HH., por aparente omisión del régimen con el IESS y que, según él, debe dilucidarse en instancias del exterior. Y acorde a su particular punto de vista, no las puede tratar el jurista ecuatoriano, desconociendo disposiciones legales y que la Comisión Interamericana no es la Corte. Ese es el lenguaje ignaro de enemigos jurados de la patria que hace poco acudieron a truculencias y falacias interesadas, en que el doctor Patricio Pazmiño Freire no  fuese elegido miembro de la Corte Interamericana de DD.HH. Mas, triunfó la  verdad y la justicia. La votación casi unánime a favor del compatriota, abogado de altas ejecutorias humanas  y profesionales, injustamente  censurado y atacado por personajes y personajillos nacionales y extranjeros, es un tapabocas monumental para los que añoran  el país que durante décadas sufría de fragilidad política, se  lo juzgaba como una tierra de escándalos y golpes de Estado y que hoy es ejemplo de firmeza, estímulo creador para liquidar pobrezas y cambiar el destino del pueblo.

No tengo el honor de ser amigo del doctor Pazmiño Freire, pero fui  hace algunos años su alumno en el posgrado de DD.HH., en la Universidad de Guayaquil, y conocí de sus dotes intelectuales y opulencias en el conocimiento de la ley. Su versación en la teoría y práctica de los derechos, económicos, sociales y culturales nos permitió a mis compañeros de curso y a mí, tener una visión acabada de la dicotomía artificial que divide  a los  derechos humanos en los de primera, segunda y tercera generación cuando todos corresponden a un gran  árbol existencial con raíz, tronco, ramas  y frutos; el ser humano total. La campaña orquestada por ciertos medios de difusión contra él, tuvo características de linchamiento, sustentados por sus contrarios, en los  fallos constitucionales que  en su ejercicio como titular de  un supremo cuerpo colegiado dictó; y tuvo como colofón que una exfuncionaria de la CDH afirme “que la razón para votar por él es la condición para que Ecuador no se fuera del sistema IDH”. Qué abuso de la dama y qué agravio al órgano continental, a los Estados que lo integran. Soberbia, amargura tienen presencia mediática.       

Qué lejos está Patricio Pazmiño de sus nada gratuitos detractores, cuya incitación a la tacha injustificada de su nombre sufrió un estrepitoso fracaso, en la elección de integrante de la instancia más importante del Sistema Interamericano de DD.HH., la Corte de Derechos Humanos con sede en San José. Aunque aún dure la necia actitud persecutoria del antagonismo periodístico mercantilista, lo fundamental es que la justicia del hemisferio tendrá en el doctor Pazmiño Freire un espíritu generoso e ilustrado con juicio claro y pensamiento profundo en lo jurídico y social, despojado de pasiones malsanas, que frente a la acción desaforada y la cuotidiana bambalina de la jactancia  de aquellos beligerantes de postín, sabrá responder con altas certidumbres a la ley y el derecho, en el más alto tribunal que juzga vulneraciones y atropellos a derechos y garantías. No sorprenden ni engañan las extravagancias con las que se atacó la candidatura del doctor Pazmiño; ya antes se han dado estas muestras de antropofagia política en nuestro pasado reciente, cuando un expresidente ecuatoriano, postulado por países amigos a una alta investidura continental, tuvo que renunciar a ella, pues su propio gobierno, en ese entonces, apoyó a otro postulante. Odio vil, que en la patria que edificamos no tendrá asidero, imponiéndose siempre los méritos y la decencia. (O)

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